El proceso de escritura del ensayo fue el último vivido luego de una ardua cursada de producciones literarias, algunas nuevas y desconocidas, y otras habituales pero reformuladas. Sin embargo, en esta ocasión, donde el espíritu del cuerpo del texto es de una tendencia argumentativo, podría decir que es en dónde más cómodo me sentí.
Previas charlas en clase sobre el género, y la lectura de los textos de Calvino y Berger, me embarqué a esta ultima tarea encomendada dentro del marco de “no abrir temas nuevos”, sino cerrar temas ya expuestos. A partir de esa premisa, y teniendo en cuenta la persistente insistencia de la profesora sobre este punto, consideré que la mejor opción, para poder darle un “cierre” a la materia, y relacionar los distintos bloques estudiados, protagonizados cada uno por un género distinto, era buscar hacer un resumen de ellos e intentar unirlos, o no, desde lo conceptual y desde la praxis, exponiendo así sobre la mesa las principales características de cada uno y apoyándome sobre un académico como estandarte representante de ellos.
Dejé para lo último, inconscientemente, la lectura del texto de Flusser, siendo que sería finalmente el que más me podría servir para la producción de mi propio ensayo (por no decir en realidad el único, y quitar así el mínimo mérito que encontré al leer a los otros dos autores, y tomarlos como “referencia” en cuanto a su estructura, siempre en el marco de la heterogeneidad del género). ¿O debería decir tratado? Luego repasar los conceptos vertidos por el autor, me queda una duda sobre eso. En ningún momento previamente lo decidí, sino más bien creo que no concebía directamente hacerlo de la forma más coloquial y pasional con la que Flusser intenta describir al ensayo, separándolo de lo académico del tratado.
Repasando, se puede ver que evite el uso del “yo”, buscando ese “nosotros” del estilo académico, utilicé las citas de otros autores (académicos) para apoyarme en ellos y también así “compartir” el peso de lo sostenido, y buscar un asidero o un consenso en ellos, y centré todo sobre el tema, y no sobre el autor. Sin embargo, de a pasajes creo que se puede advertir un estilo “vivo” y una radicalización de la postura cuando nos acercamos al final del texto, y si bien el tema es “erudito”, siento que tal vez en algún momento pudo haberme empezado a perder en él. Entonces, creo que no puedo coincidir con Flusser en esa división estricta (que reconoce como tal en el final de su texto) y que en mi caso tal vez se tome un poco de ambos, pero esto creo estuvo lejos de ser deliberado. Si bien es cierto que nadie piensa “académicamente”, creo que quienes nos manejamos en ese ámbito estamos bastante cerca de hacerlo, aunque no podría negar que eso es una “pose”, pero creo que en tal caso, esto es por una cuestión consuetudinaria y no artificialmente elegida.
Con el intento de abarcar el tema, me fueron surgiendo dudas más allá de la pregunta inicial que propuse como punta pié inicial del texto, para la cual sólo encontré respuestas parciales pero, dentro de mi parecer, satisfactorias para la consigna propuesta.
De la lectura de “Mirar” de Berger y de “Colección de arena” de Italo Calvino puedo rescatar del primero la coincidencia con una parte de la estructura; comienza también con una pregunta, si se quiere retórica, para la cual va intento hallar respuesta. También intenta evitar el “yo” y reemplazarlo por un nosotros. Sin embargo, fuera de estas cuestiones, no he encontrado en demasía herramientas que me sirvan para la escritura de mi propio ensayo.
Fue una buena experiencia esta escritura al igual que las anteriores, pero tal vez hallé en esta otros espacios que antes no. Igualmente, valoro y ampliamente el aporte que ha hecho la materia a mi proceso y capacidad de escritura, y también de lectura, buscando otras aristas a la hora del análisis.
martes, 24 de junio de 2008
Ensayo - Recuento de géneros; entre conclusiones y dudas...
Existen tres géneros de escritura con los cuales nos encontramos a menudo en nuestras lecturas cotidianas o habituales, y en los cuales tal vez no nos detenemos mucho a pensar. Sin embargo constituyen el foco de nuestra atención en reiteradas oportunidades, por más que solemos pensarlas como “bloques” independientes unos de otros. Ellos son la entrevista, la crónica, y la narración. Surge entones una pregunta para poder analizar a nivel estructural estos tipos de escritura: ¿tienen algo en común el género entrevista, crónica y narración? ¿Interactúan? ¿Cómo?
Probablemente hace falta un poco más que cursar algunas materias de escritura para darle respuesta a estas preguntas, por eso justamente vamos a dejar que dialoguen los académicos que se han expresado en cuanto a los géneros mencionados, e intentar a partir de allí llegar a una propia conclusión.
Le entrevista, por su parte, como bien define Beatriz Sarlo es “el género de la voz y de la autenticidad”. Es decir, es la pronunciación más directa que puede abarcar las declaraciones, el tipo de escritura que brinda mayor sensación de veracidad justamente por su carácter testimonial directo. Recurriendo a la Real Academia Española, encontramos que la define como “Vista, concurrencia y conferencia de dos o más personas en un lugar determinado, para tratar o resolver un negocio”. Podemos entender como “negocio” muchas cosas para aplicarlo dentro de lo que es el género de escritura en sí, pero vamos a limitarnos a pensarlo como el tema central que convoca a la reunión. En esa definición queda a las claras la veracidad, o lo directo de la entrevista. Ahora bien, ¿es una mera transcripción textual de preguntas y respuestas? Sobre esto tenemos que consultar entonces a Leonor Arfuch, quien sostiene que: “los usos de la entrevista no siempre apuntan a incrementar nuestro conocimiento de los hechos sino, muy frecuentemente, a relacionar dos universos existenciales, lo público y lo privado, en una variedad de cruces, mezclas y superposiciones”. Entonces podemos afirmar que la entrevista no es una mera transcripción de la oralidad de un diálogo, sino que puede cumplir distintas funciones, y que en definitiva, el proceso que deriva en el producto final (la entrevista finalizada en sí), conlleva una serie de acciones que determinan una subjetividad tal (como la edición, distribución, planificación, etc.) que puede cambiar el sentido o el significado de la charla. Por ende, podemos sostener entonces que no se trata de un género limitado, sino que da la posibilidad de utilizarlo en diferentes sentidos u objetivos, por lo que esto constituirá uno de los puntos fundamentales sobre los cuales podemos relacionarlo con otro tipo de textos. Por poseer estas características, es que se lo puede considerar un “género privilegiado”.
“Los géneros son extremadamente heterogéneos”, y “lo que los hace comparables” son (entre otras cosas) “su naturaleza lingüística común”, como bien expresa Arfuch, por lo que comenzamos a abarcar el intento de respuesta a la pregunta inicial con una premisa importante; comparten su esencia. Más allá de esto (fácil de advertir de ante mano), o tal vez a partir de esta cuestión, podemos entender un poco mejor la estrechez entre los géneros, ya que “en el fondo”, estamos hablando de cosas similares, o por lo menos que están interconectadas. La entrevista tiene una versatilidad que normalmente no es valorada como tal, ya que el contexto en el cual se utilice va a ser de extrema importancia, y además puede verse incluida dentro de textos o producciones que son de una naturaleza completamente diferente, como poder ser, por ejemplo, una crónica. Es decir que este género en particular puede encontrarse al servicio o como complemento dentro de otro, aunque a la vez también puede actuar de forma independiente. Encontramos entonces una forma fundamental de interacción aquí, ya que es habitual hallar una estructura de este tipo no sólo en crónicas, sino también inclusive hasta en narraciones (diferenciándolo claro del simple diálogo entre protagonistas). Apoyándonos nuevamente sobre la teoría, se puede decir que “desde una óptica multidisciplinaria, la definición de entrevista como género abordará en primer lugar la situación comunicativa, regida por el intercambio dialógico, sus participantes, su vecindad con la conversación cotidiana, los usos del lenguaje, sus infracciones, lo que de previsible y de imprevisible tiene ese juego intersubjetivo de la verdad” (L. Arfuch), y esto es algo que claramente contempla las facultades de otro tipo de textos.
En una escala imaginaria que fuera de lo real a lo ficticio, podríamos situar a la entrevista como punto extremo en la izquierda (siempre hablando de los tres géneros citados) y a lo ficcional en el polo antagónico, incluyendo dentro de este a los cuentos y otro tipo de producciones siempre enmarcadas dentro de la dimensión narrativa. Como punto intermedio entonces, podríamos colocar a los textos considerados como “no-ficción”, dentro de los cuales el principal protagonista es la crónica. Ésta es tan difícil de definir como cualquier otro género, por su característica en sí de construcción teórica para su estudio; es decir, es algo que el hombre hace para poder diferenciar y estudiar sus escritos, pero es en esencia tan abstracto como cualquier catalogación. Volviendo nuevamente a las fuentes, la Real Academia Española nos expresa en su diccionario, sin aclarar en demasía, lo siguiente: “historia en que se observa el orden de los tiempos; artículo periodístico o información radiofónica o televisiva sobre temas de actualidad”. Esto da nota entonces de la estrechísima relación que mantiene con la narración, ya que esto constituye un alto porcentaje de su naturaleza. Sin embargo, sobre esto nos aclara también Ana María Amar Sánchez que “los relatos de no-ficción (testimoniales) no son simplemente transcripciones de hechos más o menos significativos, por el contrario plantean una cantidad de problemas teóricos debido a la peculiar relación que establecen entre lo real y la ficción, entre lo testimonial y su construcción narrativa”. Esto viene a confirmar entonces una de las facultades del género que lo emparenta con otros; al igual que en la entrevista, desde la concepción en sí, la distribución, el foco, la orientación y hasta la misma selección de temas, se denota una subjetividad tal que condiciona y le da no sólo sentido, sino dirección y tonalidad deseadas para lograr transmitir lo propuesto por el autor. Reafirmando el punto anterior, la autora se explaya diciendo que “los textos ponen en escena una versión con su lógica interna, no son una “repetición” de lo real sino que constituyen otra realidad regida por leyes propias con la que cuestionan la credibilidad de otras versiones”. Dentro de esas disposiciones intencionales que se pueden adoptar, están las que dan como resultado el regular más una faceta que otra dentro del género, y acercarlo así a otros tipos de textos, o hacer decrecer hasta el limite la barrera entre la ficción y la realidad. “Los críticos […] lo consideran un sistema en difícil equilibrio entre lo “periodístico” y “lo literario”; es decir, ven al género como una forma ambigua, mezcla de ficción y testimonio y lo definen como un híbrido, producto de un cruce en el que los procedimientos literarios “mejoran” la condición inicial del material”. Esto que nos expresa Sánchez es otro de los pilares fundamentales para analizar y entender que existen claros puntos de conexión entre los géneros y que además interactúan. Se desprende entonces que la no-ficción, o la crónica toma “prestadas” herramientas o recursos que tal vez sean característicos de otros tipos de textos, por lo que le dan una fisonomía completamente distinta y así poder tener las facultades que antes se expresaron. Este es un punto de interacción claro entre este género y el de narración, ya que justamente un alto porcentaje de la crónica maneja el discurso narrativo para transmitir los sucesos. Todas las demás cuestiones que le dan el toque distintivo a este tipo de producciones, están más relacionado con recursos literarios y límites que se manejan respecto de lo ficcional, que bien podrían aparecer por ejemplo, en un cuento. Sin embargo, en la no-ficción, la situación que hace de punta pie inicial para la producción, es tan real como la intencionalidad que se tiene al usar esas herramientas. Sobre esto también se expresa Wolfe, quien por otra parte “valoriza al género en la medida en que supera o elimina las leyes de objetividad, distancia y neutralidad periodísticas, es decir, cuando recurre a lo que él llama “artificios literarios” como el monólogo interior, los diferentes puntos de vista, etc.”.
Yendo aún más allá en el terreno de acercar a los distintos géneros, y en esa escala imaginaria antes planteada, se expresa Ana María Amar Sánchez uniéndolos de una forma tal vez impensada, pero muy bien fundamentada: “en realidad, la relación entre hecho y ficción ha sido dicotomizada artificialmente olvidando sus raíces comunes; facere – hecho- significa hacer, construir y fingere – de donde surge ficción- es hacer o dar forma; no hay entonces una diferencia sustancial entre ambos, por el contrario, parecen comprender dos actividades que pueden unirse. El vínculo entre hecho y ficción destaca el hacer, la construcción, y diluye la asociación ficción-mentira/hecho-verdad (y la posibilidad de ser contado “tal como fue”): surge así un concepto de ficción que no es ya opuesto al de verdad ni sinónimo de pura invención”. Entonces, logrando estrechar estos dos conceptos, comenzamos a hallar gran parte de la respuesta a la pregunta que desde un principio nos hemos planteado. La versatilidad de los géneros y las habilidades de los autores determinan estos acercamientos incluso entre dos polos siempre considerados insalvablemente antagónicos como ser la realidad y la ficción. “…puede pensarse la ficción, más allá de la dicotomía verdad/mentira, como una construcción: los dos términos funcionan claramente como sinónimos en el caso del género de no-ficción, en la medida en que los textos son el resultado de un trabajo particular sobre un material testimonial: la ficcionalidad es un efecto del modo de narrar”.
Así entonces terminamos de derribar una de las últimas barreras que nos impedían dar una respuesta positiva a nuestro cuestionamiento estructural. Es cuestión entones de recopilar textos leídos, producciones realizadas o simplemente la teoría para poder repasar entonces los puntos de interconexión entre estos géneros. Más allá de sus cuestiones esenciales, como ya se expuso, es muy común y factible encontrar fragmentos de uno dentro de otro, o inclusive los tres mezclados; ya que, por ejemplo, un cuento puede tener sus pasajes crónicos, en los cuales se hace referencia o mención a sucesos que sí son reales (por más que éstos no sean el eje central de la historia), e incluir además diálogos o “entrevistas” de una personaje a otro, o del mismo narrador, ya que, si bien normalmente es alguien alejado, podría llegar a estar en primera persona. Sobre esto, Walter Benjamín nos aclara en su texto que precisamente se llama “El narrador”: “es así que la figura del narrador adquiere su plena corporeidad sólo en aquel que encarne a ambas. “Cuando alguien realiza un viaje, puede contar algo”, reza el dicho popular, imaginando al narrador como alguien que viene de lejos”. Si bien sostiene que igual importancia tiene aquel narrador que no sea el protagonista directo, o testigo fiel de lo transmitido, hace, a través de un “repaso” histórico, una justificación sobre ello.
Se entiende entonces, que la respuesta a la primer pregunta es positiva; respecto a la segunda, también es de las mismas características, y en lo que atañe a la tercera, se han dado posibles casos o puntos de conexión, de los que sin lugar a duda, se podrían enumerar muchísimas más; sin embargo, con los fundamentos citados, se da entidad a las dos respuestas anteriores.
Probablemente hace falta un poco más que cursar algunas materias de escritura para darle respuesta a estas preguntas, por eso justamente vamos a dejar que dialoguen los académicos que se han expresado en cuanto a los géneros mencionados, e intentar a partir de allí llegar a una propia conclusión.
Le entrevista, por su parte, como bien define Beatriz Sarlo es “el género de la voz y de la autenticidad”. Es decir, es la pronunciación más directa que puede abarcar las declaraciones, el tipo de escritura que brinda mayor sensación de veracidad justamente por su carácter testimonial directo. Recurriendo a la Real Academia Española, encontramos que la define como “Vista, concurrencia y conferencia de dos o más personas en un lugar determinado, para tratar o resolver un negocio”. Podemos entender como “negocio” muchas cosas para aplicarlo dentro de lo que es el género de escritura en sí, pero vamos a limitarnos a pensarlo como el tema central que convoca a la reunión. En esa definición queda a las claras la veracidad, o lo directo de la entrevista. Ahora bien, ¿es una mera transcripción textual de preguntas y respuestas? Sobre esto tenemos que consultar entonces a Leonor Arfuch, quien sostiene que: “los usos de la entrevista no siempre apuntan a incrementar nuestro conocimiento de los hechos sino, muy frecuentemente, a relacionar dos universos existenciales, lo público y lo privado, en una variedad de cruces, mezclas y superposiciones”. Entonces podemos afirmar que la entrevista no es una mera transcripción de la oralidad de un diálogo, sino que puede cumplir distintas funciones, y que en definitiva, el proceso que deriva en el producto final (la entrevista finalizada en sí), conlleva una serie de acciones que determinan una subjetividad tal (como la edición, distribución, planificación, etc.) que puede cambiar el sentido o el significado de la charla. Por ende, podemos sostener entonces que no se trata de un género limitado, sino que da la posibilidad de utilizarlo en diferentes sentidos u objetivos, por lo que esto constituirá uno de los puntos fundamentales sobre los cuales podemos relacionarlo con otro tipo de textos. Por poseer estas características, es que se lo puede considerar un “género privilegiado”.
“Los géneros son extremadamente heterogéneos”, y “lo que los hace comparables” son (entre otras cosas) “su naturaleza lingüística común”, como bien expresa Arfuch, por lo que comenzamos a abarcar el intento de respuesta a la pregunta inicial con una premisa importante; comparten su esencia. Más allá de esto (fácil de advertir de ante mano), o tal vez a partir de esta cuestión, podemos entender un poco mejor la estrechez entre los géneros, ya que “en el fondo”, estamos hablando de cosas similares, o por lo menos que están interconectadas. La entrevista tiene una versatilidad que normalmente no es valorada como tal, ya que el contexto en el cual se utilice va a ser de extrema importancia, y además puede verse incluida dentro de textos o producciones que son de una naturaleza completamente diferente, como poder ser, por ejemplo, una crónica. Es decir que este género en particular puede encontrarse al servicio o como complemento dentro de otro, aunque a la vez también puede actuar de forma independiente. Encontramos entonces una forma fundamental de interacción aquí, ya que es habitual hallar una estructura de este tipo no sólo en crónicas, sino también inclusive hasta en narraciones (diferenciándolo claro del simple diálogo entre protagonistas). Apoyándonos nuevamente sobre la teoría, se puede decir que “desde una óptica multidisciplinaria, la definición de entrevista como género abordará en primer lugar la situación comunicativa, regida por el intercambio dialógico, sus participantes, su vecindad con la conversación cotidiana, los usos del lenguaje, sus infracciones, lo que de previsible y de imprevisible tiene ese juego intersubjetivo de la verdad” (L. Arfuch), y esto es algo que claramente contempla las facultades de otro tipo de textos.
En una escala imaginaria que fuera de lo real a lo ficticio, podríamos situar a la entrevista como punto extremo en la izquierda (siempre hablando de los tres géneros citados) y a lo ficcional en el polo antagónico, incluyendo dentro de este a los cuentos y otro tipo de producciones siempre enmarcadas dentro de la dimensión narrativa. Como punto intermedio entonces, podríamos colocar a los textos considerados como “no-ficción”, dentro de los cuales el principal protagonista es la crónica. Ésta es tan difícil de definir como cualquier otro género, por su característica en sí de construcción teórica para su estudio; es decir, es algo que el hombre hace para poder diferenciar y estudiar sus escritos, pero es en esencia tan abstracto como cualquier catalogación. Volviendo nuevamente a las fuentes, la Real Academia Española nos expresa en su diccionario, sin aclarar en demasía, lo siguiente: “historia en que se observa el orden de los tiempos; artículo periodístico o información radiofónica o televisiva sobre temas de actualidad”. Esto da nota entonces de la estrechísima relación que mantiene con la narración, ya que esto constituye un alto porcentaje de su naturaleza. Sin embargo, sobre esto nos aclara también Ana María Amar Sánchez que “los relatos de no-ficción (testimoniales) no son simplemente transcripciones de hechos más o menos significativos, por el contrario plantean una cantidad de problemas teóricos debido a la peculiar relación que establecen entre lo real y la ficción, entre lo testimonial y su construcción narrativa”. Esto viene a confirmar entonces una de las facultades del género que lo emparenta con otros; al igual que en la entrevista, desde la concepción en sí, la distribución, el foco, la orientación y hasta la misma selección de temas, se denota una subjetividad tal que condiciona y le da no sólo sentido, sino dirección y tonalidad deseadas para lograr transmitir lo propuesto por el autor. Reafirmando el punto anterior, la autora se explaya diciendo que “los textos ponen en escena una versión con su lógica interna, no son una “repetición” de lo real sino que constituyen otra realidad regida por leyes propias con la que cuestionan la credibilidad de otras versiones”. Dentro de esas disposiciones intencionales que se pueden adoptar, están las que dan como resultado el regular más una faceta que otra dentro del género, y acercarlo así a otros tipos de textos, o hacer decrecer hasta el limite la barrera entre la ficción y la realidad. “Los críticos […] lo consideran un sistema en difícil equilibrio entre lo “periodístico” y “lo literario”; es decir, ven al género como una forma ambigua, mezcla de ficción y testimonio y lo definen como un híbrido, producto de un cruce en el que los procedimientos literarios “mejoran” la condición inicial del material”. Esto que nos expresa Sánchez es otro de los pilares fundamentales para analizar y entender que existen claros puntos de conexión entre los géneros y que además interactúan. Se desprende entonces que la no-ficción, o la crónica toma “prestadas” herramientas o recursos que tal vez sean característicos de otros tipos de textos, por lo que le dan una fisonomía completamente distinta y así poder tener las facultades que antes se expresaron. Este es un punto de interacción claro entre este género y el de narración, ya que justamente un alto porcentaje de la crónica maneja el discurso narrativo para transmitir los sucesos. Todas las demás cuestiones que le dan el toque distintivo a este tipo de producciones, están más relacionado con recursos literarios y límites que se manejan respecto de lo ficcional, que bien podrían aparecer por ejemplo, en un cuento. Sin embargo, en la no-ficción, la situación que hace de punta pie inicial para la producción, es tan real como la intencionalidad que se tiene al usar esas herramientas. Sobre esto también se expresa Wolfe, quien por otra parte “valoriza al género en la medida en que supera o elimina las leyes de objetividad, distancia y neutralidad periodísticas, es decir, cuando recurre a lo que él llama “artificios literarios” como el monólogo interior, los diferentes puntos de vista, etc.”.
Yendo aún más allá en el terreno de acercar a los distintos géneros, y en esa escala imaginaria antes planteada, se expresa Ana María Amar Sánchez uniéndolos de una forma tal vez impensada, pero muy bien fundamentada: “en realidad, la relación entre hecho y ficción ha sido dicotomizada artificialmente olvidando sus raíces comunes; facere – hecho- significa hacer, construir y fingere – de donde surge ficción- es hacer o dar forma; no hay entonces una diferencia sustancial entre ambos, por el contrario, parecen comprender dos actividades que pueden unirse. El vínculo entre hecho y ficción destaca el hacer, la construcción, y diluye la asociación ficción-mentira/hecho-verdad (y la posibilidad de ser contado “tal como fue”): surge así un concepto de ficción que no es ya opuesto al de verdad ni sinónimo de pura invención”. Entonces, logrando estrechar estos dos conceptos, comenzamos a hallar gran parte de la respuesta a la pregunta que desde un principio nos hemos planteado. La versatilidad de los géneros y las habilidades de los autores determinan estos acercamientos incluso entre dos polos siempre considerados insalvablemente antagónicos como ser la realidad y la ficción. “…puede pensarse la ficción, más allá de la dicotomía verdad/mentira, como una construcción: los dos términos funcionan claramente como sinónimos en el caso del género de no-ficción, en la medida en que los textos son el resultado de un trabajo particular sobre un material testimonial: la ficcionalidad es un efecto del modo de narrar”.
Así entonces terminamos de derribar una de las últimas barreras que nos impedían dar una respuesta positiva a nuestro cuestionamiento estructural. Es cuestión entones de recopilar textos leídos, producciones realizadas o simplemente la teoría para poder repasar entonces los puntos de interconexión entre estos géneros. Más allá de sus cuestiones esenciales, como ya se expuso, es muy común y factible encontrar fragmentos de uno dentro de otro, o inclusive los tres mezclados; ya que, por ejemplo, un cuento puede tener sus pasajes crónicos, en los cuales se hace referencia o mención a sucesos que sí son reales (por más que éstos no sean el eje central de la historia), e incluir además diálogos o “entrevistas” de una personaje a otro, o del mismo narrador, ya que, si bien normalmente es alguien alejado, podría llegar a estar en primera persona. Sobre esto, Walter Benjamín nos aclara en su texto que precisamente se llama “El narrador”: “es así que la figura del narrador adquiere su plena corporeidad sólo en aquel que encarne a ambas. “Cuando alguien realiza un viaje, puede contar algo”, reza el dicho popular, imaginando al narrador como alguien que viene de lejos”. Si bien sostiene que igual importancia tiene aquel narrador que no sea el protagonista directo, o testigo fiel de lo transmitido, hace, a través de un “repaso” histórico, una justificación sobre ello.
Se entiende entonces, que la respuesta a la primer pregunta es positiva; respecto a la segunda, también es de las mismas características, y en lo que atañe a la tercera, se han dado posibles casos o puntos de conexión, de los que sin lugar a duda, se podrían enumerar muchísimas más; sin embargo, con los fundamentos citados, se da entidad a las dos respuestas anteriores.
sábado, 21 de junio de 2008
Estructura ensayo
- Textos sobre los que se basa:
Entrevista: “La entrevista, una invención dialógica”, Leonor Arfuch.
Crónica: “El género de no ficción: un campo problemático”, Ana María Amar Sánchez
Narración: “El narrador”, Walter Benjamin.
- Tema:
Los distintos géneros de escritura
- Problema // Pregunta disparadora:
¿Tienen algo en común el género entrevista, crónica, narración?¿interactúan?¿Cómo?
- La idea de la producción del ensayo va a ser intentar buscar los puntos en común (o no) que tienen los géneros que hemos estudiado durante la cursada, divididos en bloques de entregas. Esta última producción va a ser disparada a partir de una pregunta concreta y expresada en el mismo ensayo, para saber si al final del mismo se arriba a una posible respuesta, sea ésta positiva o no, o sólo se generan nuevos cuestionamientos. La intención es analizar esto haciendo dialogar a los tres autores citados, elegidos por género, para intentar arribar a la idea propuesta. Va a tener naturalmente un tono argumentativo que va a estar orientado a intentar demostrar que existen puntos de interconexión entre los distintos tipos de textos, y mostrar posibles interacciones.
Entrevista: “La entrevista, una invención dialógica”, Leonor Arfuch.
Crónica: “El género de no ficción: un campo problemático”, Ana María Amar Sánchez
Narración: “El narrador”, Walter Benjamin.
- Tema:
Los distintos géneros de escritura
- Problema // Pregunta disparadora:
¿Tienen algo en común el género entrevista, crónica, narración?¿interactúan?¿Cómo?
- La idea de la producción del ensayo va a ser intentar buscar los puntos en común (o no) que tienen los géneros que hemos estudiado durante la cursada, divididos en bloques de entregas. Esta última producción va a ser disparada a partir de una pregunta concreta y expresada en el mismo ensayo, para saber si al final del mismo se arriba a una posible respuesta, sea ésta positiva o no, o sólo se generan nuevos cuestionamientos. La intención es analizar esto haciendo dialogar a los tres autores citados, elegidos por género, para intentar arribar a la idea propuesta. Va a tener naturalmente un tono argumentativo que va a estar orientado a intentar demostrar que existen puntos de interconexión entre los distintos tipos de textos, y mostrar posibles interacciones.
lunes, 16 de junio de 2008
Reflexión sobre el género cuento o sobre el discurso narrativo
"Redescubriendo al cuento"
En el contexto de los textos que pueden agruparse dentro del tipo narrativos, en este nuevo bloque que se abordó con la materia, es que siento que descubrí realmente qué es un cuento. Esto no va en desmedro ni de mi infancia ni de mis padres ni de mi educación, ya que ése es tal vez el concepto erróneo que tenía de cuento; lo que experimentamos cuando niños, o simplemente producciones ficcionales a las cuales uno puede ser aficionado. Sin embargo, al encontrarme con rarezas como las de Salinger, con la posibilidad de abordar temas desde un lugar impensado antes por mí, o la realeza y la crudeza de lo expresado por el mismísimo Rodolfo Walsh, es que entendí qué posibilidad da el cuento, por su esencia narrativa.
Es habitual en el lector intentar pensar o imaginarse la relación existente entre el autor y lo escrito, su producción, lo narrado, para saber si nace a partir de la praxis (es decir, de situaciones anteriormente vividas por ellos), una toma de postura, la transmisión de situaciones o sucesos anteriores, o simplemente la descripción de algo concreto que ha acontecido. En referencia a esto, Walter Benjamín se refiere bien en su texto “El narrador”, donde sostiene que “podemos ir más lejos y preguntamos si la relación del narrador con su,material, la vida humana, no es de por sí una relación artesanal. Si sutarea no consiste, precisamente, en elaborar las materias primas de laexperiencia, la propia y la ajena, de forma sólida, útil y única. Se trata deuna elaboración de la cual el proverbio ofrece una primera noción, en lamedida en que lo entendamos como ideograma de una narración. Podríadecirse que los proverbios son ruinas que están en el lugar de viejashistorias, y donde, como la hiedra en la muralla, una moraleja trepa sobreun gesto". De esa naturaleza de texto, de esa lógica discursiva de la narración es que surge el género cuento, y que hace posible que tenga un sinnúmero de facultades que lo hacen tan atractivo.
Si bien a partir de esto pude contemplar con mayor amplitud a este tipo de textos, ratifiqué que si hay algo distinto en el cuento respecto de otros géneros es lo ficcional del mismo; es decir, la capacidad de poder abstraerse de la realidad y desarrollar historias o cuestiones que otras producciones no nos dan la posibilidad. La idea de dar "pase libre a la imaginación" es tan estimulante como heterogéneo y complejo su resultado.
"Cada vez que comienza, uno olvida que el cuento, si su existencia está justificada, lleve en sí ya su forma perfecta y que sólo hay que esperar a que se vislumbre alguna vez en ese comienzo indeciso, su invisible pero tal vez inevitable final". Esto nos expresa Piglia en su “nueva tesis sobre el cuento”, y resume bastante el espíritu del mismo o más bien el estado del autor a la hora de encarar su escritura. Es como soltar algo y que se eche a andar por sí sólo, aunque sabemos que en algún momento, debe caerse; lo que nos atrapa, está en el cómo se cae, es decir, en ese final.
Esto es algo que Piglia da a entender en su texto “Nueva Tesis sobre el cuento”; si un cuento termina mal, probablemente, (como le pareció a la tía de Flannery O`connor) carezca de atracción. Es que "los finales son formas de hallarle sentido a la experiencia".
Sin embargo, los matices recorridos durante todo el transcurso de la producción, considero yo que son los verdaderos productos o reflejos de la capacidad de imaginación y de escritura de un autor. Es decir, lo que el final determina, es probablemente más el tipo de lector (por su reacción) que el tipo de autor, mientras que el desarrollo viceversa. Esto parte de la subjetividad de las interpretaciones que cada uno le dé, y principalmente, qué es lo que cada uno busca a la hora de leer un cuento. Lo que para el autor es el cierre perfecto o tal vez lógico para su historia, es algo para determinado lector no constituye más que una simple desilusión. Se podría decir que un alto porcentaje de los lectores serían entonces "resultadistas", por así decirlo. La excelencia está en el equilibrio entre ambas lecturas.
Lo que a mí me interesa, por ejemplo, es ir entendiendo todos los procesos que se dan en el desarrollo, porque "una historia se puede contar de manera distinta, pero siempre hay un doble movimiento, algo incomprensible que sucede y está oculto". Ese lado oculto, si lo buscamos, nos dará probablemente, la llave para entender el desenlace. Sino probablemente, nos quedaremos entreverados entre historias, que tanto atraen, porque tanto nos confunden...
Ese matiz distinto, ese “lado oculto” al cual Piglia refiere, no es algo aleatorio y casual en el desarrollo de una producción de este tipo. El cuento tiene entre sus herramientas o facultades la posibilidad de estar manejando dos historias a la vez, y de la misma forma además, poder hacer surgir a la segunda de ellas en el momento que el autor considere más propicio en pos de clarificar la historia, o justamente, colaborar con el desenlace, como lo que antes se hacía referencia. A esto se refiere claramente en su “tesis sobre el cuento”este autor que sostiene que “el cuento es un relato que encierra un relato secreto”, y que “trabajar con dos historias quiere decir trabajar con dos sistemas diferentes de causalidad. Los mismos acontecimientos entran simultáneamente en dos lógicas narrativas antagónicas”. Sin embargo, esas dos realidades, en principio opuestas, entran en un juego donde se van conjugando el avance en la trama principal, y a la vez un lento y paulatino reflote de una esencia que de modo subyugante se va develando para salir a la superficie del relato, y sumar así para el desenlace final, el cual va a estar dado por una suma de estas dos situaciones; una dada en primera instancia, y otra que el autor maneja según su criterio para el desarrollo de la narración. Como bien expresa Piglia, “El efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en la superficie”.
Esta es justamente otra de las “ventajas comparativas” que puede tener el cuento respecto de otros tipos de textos, ya que en definitiva el hecho de ocultar circunstancialmente información al lector, (siendo bien usado), es un recurso que en este caso enriquece a las características generales del mismo, y no es visto como una herramienta o alternativa “fácil” como si podría ser considerado en otro tipo de producción literaria.
La clave para poder disfrutar de la lectura de este género es el “escape”, el meterse en una historia, el lograr pensar en nada, y de esa forma, pensar en todo. Al menos, eso siempre espero al leer una historia bien narrada, y propuesta con un sentido, con una intención, por más que sea mínimamente, transmitir una realidad tan pequeña, como su extensión lo sea.
En el contexto de los textos que pueden agruparse dentro del tipo narrativos, en este nuevo bloque que se abordó con la materia, es que siento que descubrí realmente qué es un cuento. Esto no va en desmedro ni de mi infancia ni de mis padres ni de mi educación, ya que ése es tal vez el concepto erróneo que tenía de cuento; lo que experimentamos cuando niños, o simplemente producciones ficcionales a las cuales uno puede ser aficionado. Sin embargo, al encontrarme con rarezas como las de Salinger, con la posibilidad de abordar temas desde un lugar impensado antes por mí, o la realeza y la crudeza de lo expresado por el mismísimo Rodolfo Walsh, es que entendí qué posibilidad da el cuento, por su esencia narrativa.
Es habitual en el lector intentar pensar o imaginarse la relación existente entre el autor y lo escrito, su producción, lo narrado, para saber si nace a partir de la praxis (es decir, de situaciones anteriormente vividas por ellos), una toma de postura, la transmisión de situaciones o sucesos anteriores, o simplemente la descripción de algo concreto que ha acontecido. En referencia a esto, Walter Benjamín se refiere bien en su texto “El narrador”, donde sostiene que “podemos ir más lejos y preguntamos si la relación del narrador con su,material, la vida humana, no es de por sí una relación artesanal. Si sutarea no consiste, precisamente, en elaborar las materias primas de laexperiencia, la propia y la ajena, de forma sólida, útil y única. Se trata deuna elaboración de la cual el proverbio ofrece una primera noción, en lamedida en que lo entendamos como ideograma de una narración. Podríadecirse que los proverbios son ruinas que están en el lugar de viejashistorias, y donde, como la hiedra en la muralla, una moraleja trepa sobreun gesto". De esa naturaleza de texto, de esa lógica discursiva de la narración es que surge el género cuento, y que hace posible que tenga un sinnúmero de facultades que lo hacen tan atractivo.
Si bien a partir de esto pude contemplar con mayor amplitud a este tipo de textos, ratifiqué que si hay algo distinto en el cuento respecto de otros géneros es lo ficcional del mismo; es decir, la capacidad de poder abstraerse de la realidad y desarrollar historias o cuestiones que otras producciones no nos dan la posibilidad. La idea de dar "pase libre a la imaginación" es tan estimulante como heterogéneo y complejo su resultado.
"Cada vez que comienza, uno olvida que el cuento, si su existencia está justificada, lleve en sí ya su forma perfecta y que sólo hay que esperar a que se vislumbre alguna vez en ese comienzo indeciso, su invisible pero tal vez inevitable final". Esto nos expresa Piglia en su “nueva tesis sobre el cuento”, y resume bastante el espíritu del mismo o más bien el estado del autor a la hora de encarar su escritura. Es como soltar algo y que se eche a andar por sí sólo, aunque sabemos que en algún momento, debe caerse; lo que nos atrapa, está en el cómo se cae, es decir, en ese final.
Esto es algo que Piglia da a entender en su texto “Nueva Tesis sobre el cuento”; si un cuento termina mal, probablemente, (como le pareció a la tía de Flannery O`connor) carezca de atracción. Es que "los finales son formas de hallarle sentido a la experiencia".
Sin embargo, los matices recorridos durante todo el transcurso de la producción, considero yo que son los verdaderos productos o reflejos de la capacidad de imaginación y de escritura de un autor. Es decir, lo que el final determina, es probablemente más el tipo de lector (por su reacción) que el tipo de autor, mientras que el desarrollo viceversa. Esto parte de la subjetividad de las interpretaciones que cada uno le dé, y principalmente, qué es lo que cada uno busca a la hora de leer un cuento. Lo que para el autor es el cierre perfecto o tal vez lógico para su historia, es algo para determinado lector no constituye más que una simple desilusión. Se podría decir que un alto porcentaje de los lectores serían entonces "resultadistas", por así decirlo. La excelencia está en el equilibrio entre ambas lecturas.
Lo que a mí me interesa, por ejemplo, es ir entendiendo todos los procesos que se dan en el desarrollo, porque "una historia se puede contar de manera distinta, pero siempre hay un doble movimiento, algo incomprensible que sucede y está oculto". Ese lado oculto, si lo buscamos, nos dará probablemente, la llave para entender el desenlace. Sino probablemente, nos quedaremos entreverados entre historias, que tanto atraen, porque tanto nos confunden...
Ese matiz distinto, ese “lado oculto” al cual Piglia refiere, no es algo aleatorio y casual en el desarrollo de una producción de este tipo. El cuento tiene entre sus herramientas o facultades la posibilidad de estar manejando dos historias a la vez, y de la misma forma además, poder hacer surgir a la segunda de ellas en el momento que el autor considere más propicio en pos de clarificar la historia, o justamente, colaborar con el desenlace, como lo que antes se hacía referencia. A esto se refiere claramente en su “tesis sobre el cuento”este autor que sostiene que “el cuento es un relato que encierra un relato secreto”, y que “trabajar con dos historias quiere decir trabajar con dos sistemas diferentes de causalidad. Los mismos acontecimientos entran simultáneamente en dos lógicas narrativas antagónicas”. Sin embargo, esas dos realidades, en principio opuestas, entran en un juego donde se van conjugando el avance en la trama principal, y a la vez un lento y paulatino reflote de una esencia que de modo subyugante se va develando para salir a la superficie del relato, y sumar así para el desenlace final, el cual va a estar dado por una suma de estas dos situaciones; una dada en primera instancia, y otra que el autor maneja según su criterio para el desarrollo de la narración. Como bien expresa Piglia, “El efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en la superficie”.
Esta es justamente otra de las “ventajas comparativas” que puede tener el cuento respecto de otros tipos de textos, ya que en definitiva el hecho de ocultar circunstancialmente información al lector, (siendo bien usado), es un recurso que en este caso enriquece a las características generales del mismo, y no es visto como una herramienta o alternativa “fácil” como si podría ser considerado en otro tipo de producción literaria.
La clave para poder disfrutar de la lectura de este género es el “escape”, el meterse en una historia, el lograr pensar en nada, y de esa forma, pensar en todo. Al menos, eso siempre espero al leer una historia bien narrada, y propuesta con un sentido, con una intención, por más que sea mínimamente, transmitir una realidad tan pequeña, como su extensión lo sea.
Texto narrativo a partir de consigna de imágen onírica
Manos rojas en el mustang de entresueños
Era un Munstang. No se bien que año, no se bien que modelo, sólo se que mi huida era sobre un mustang negro, algo castigado por la tierra y el polvo, con palanca al volante, y un rugir furioso de esa joya mecánica que lleva ese auto debajo del capot. Era un clásico, de los de cola larga, bien coupé, muy americano.
Mis manos, que sostenían el volante como intentando domar a esa bestia, estaban bañadas en sangre. Un momento, esa sangre no es mía, yo me siento bien. El espejo retrovisor me devuelve una imagen de una cara pálida, aterrada, con la clara expresión de que “algo pasó; algo hice”. La memoria, como es habitual en mí, no ayuda a reconstruir nada de los hechos; sin embargo, solo sé que tengo que acelerar y escapar. ¿De qué? No se, pero escapar. Los espejos laterales no devuelven autos detrás de mí, ni civiles ni policiales. Eso es bueno; eso, ¿es bueno? El sonido ambiente no es mas que el constante rugir del motor, esforzándose por rodar lo más rápido sobre esa carretera.
Bueno, entonces tengo tiempo de pensar: ¿qué pasó? ¿De qué me escapo? ¿Hacia dónde voy? ¿De dónde salió este Mustang negro? Un momento… ¡¿quién soy?!
En ese momento indefectiblemente me despertaba sobresaltado, transpirado y con un desconcierto tal que lo primero que hacía era mirarme las manos, y ver a mi alrededor… la barrera de lo conciente subía y bajaba incesantemente, junto con mis pulsaciones. No era la primera vez que tenía este sueño, y cada una de ellas me despertaba de la misma forma. Una vez superado el momento, decidí no darle mas importancia de lo que realmente se lo merecía el suceso: simplemente un sueño.
Continué con mi vida normal ese día, como cualquier otro, y al igual que las veces anteriores que durante la noche me encontré con esa extraña imagen en sueños. Era verano, no había escuela y el trabajo no existía, ni siquiera estaba en planes. Todo era sólo diversión, distracción, y creatividad para buscar la actividad más recreadora para gastar el tiempo. Y en ese contexto surgió la posibilidad de ir a la quinta de un amigo en las afueras de la ciudad, para simplemente bañarnos en la pileta, jugar al fútbol, y mirar películas; nada más tentador para un verano.
Luego de hacer las compras correspondientes, encaramos el camino que comenzaba subiendo a la autopista y luego recorriendo la ruta que desembocaba a la zona de casas quintas donde se encontraba nuestro destino. Llegamos algo tarde, así que nos instalamos, preparamos algo de comida, y luego sólo restó dormir.
Al día siguiente, el mediodía nos esperaba con el tan mentado y ansiado asado que habíamos estipulado de antemano. Como parte del ritual, era más que lógico también diagramar la introductoria y conocida “picada”, compuesta de fiambres varios y otras variedades de copetín. Comenzamos con la preparatoria y la estratégica diagramación de los ingredientes y la estricta preparación de los mismos; una instancia crucial la constituía el rebanar el salame picado fino; yo preferí no hacerlo, debido a mi escasa habilidad para hacer que queden rodajas finas. Alguien tomó el cuchillo, y comenzó a hacerlo, con el espíritu y la mirada de decir: “ves tarado, es así..”, y cuando menos parecía, por estar mirando hacia otro lado como parte de esa actitud sobradora, se escucha un grito desgarrador y un intenso insulto; instantáneamente, el embutido se cubrió de rojo. Era la sangre de ese dedo que estaba rebanado tan rigurosamente como el salame; la primer falange había desaparecido, y había sido cortada con la misma precisión. La hemorragia no se detenía, a pesar de la presión que estaba haciendo yo mismo sobre la herida. Trapos y repasadores no hacían mas que teñirse ante el increíble sangrado; la situación se había ido de nuestras manos, paradójicamente. Fue ahí cuando decidimos llamar a la ambulancia; bueno, eso quisimos, ya que no existía señal para nuestros teléfonos celulares… En un instante alguien se dio cuenta que cerca existía una sala de primeros auxilios, por lo que para no perder tiempo, me subí al auto para ir a buscar ayuda; la expresión era cada vez más pálida, y la pérdida de sangre increíble. A toda velocidad, salí en busca de los médicos, y ahí repentinamente tuve una intensa sensación de deja vù. Claro: “Mis manos, que sostenían el volante como intentando domar a esa bestia, estaban bañadas en sangre. Un momento, esa sangre no es mía, yo me siento bien. El espejo retrovisor me devuelve una imagen de una cara pálida, aterrada, con la clara expresión de que “algo pasó; algo hice”. No era un mustang, era un falcon también negro, pero era exactamente mi sueño… fue allí cuando la barrera divisora de conciencia e inconciencia nuevamente se volvió confusa. Sin embargo, cerró un círculo. Extrañamente, como presagio, en algún punto sabía que eso iba a suceder. A partir de allí conduje mucho más tranquilo; yo no hice nada, y lo que andaba mal, tenía arreglo. Tal es así que una vez que conseguí ayuda, la hemorragia paró, y luego se pudo reconstruir el dedo accidentado. Y yo, nunca jamás volví a tener ese sueño, que tan recurrentemente venía a mi durante la noche…
Era un Munstang. No se bien que año, no se bien que modelo, sólo se que mi huida era sobre un mustang negro, algo castigado por la tierra y el polvo, con palanca al volante, y un rugir furioso de esa joya mecánica que lleva ese auto debajo del capot. Era un clásico, de los de cola larga, bien coupé, muy americano.
Mis manos, que sostenían el volante como intentando domar a esa bestia, estaban bañadas en sangre. Un momento, esa sangre no es mía, yo me siento bien. El espejo retrovisor me devuelve una imagen de una cara pálida, aterrada, con la clara expresión de que “algo pasó; algo hice”. La memoria, como es habitual en mí, no ayuda a reconstruir nada de los hechos; sin embargo, solo sé que tengo que acelerar y escapar. ¿De qué? No se, pero escapar. Los espejos laterales no devuelven autos detrás de mí, ni civiles ni policiales. Eso es bueno; eso, ¿es bueno? El sonido ambiente no es mas que el constante rugir del motor, esforzándose por rodar lo más rápido sobre esa carretera.
Bueno, entonces tengo tiempo de pensar: ¿qué pasó? ¿De qué me escapo? ¿Hacia dónde voy? ¿De dónde salió este Mustang negro? Un momento… ¡¿quién soy?!
En ese momento indefectiblemente me despertaba sobresaltado, transpirado y con un desconcierto tal que lo primero que hacía era mirarme las manos, y ver a mi alrededor… la barrera de lo conciente subía y bajaba incesantemente, junto con mis pulsaciones. No era la primera vez que tenía este sueño, y cada una de ellas me despertaba de la misma forma. Una vez superado el momento, decidí no darle mas importancia de lo que realmente se lo merecía el suceso: simplemente un sueño.
Continué con mi vida normal ese día, como cualquier otro, y al igual que las veces anteriores que durante la noche me encontré con esa extraña imagen en sueños. Era verano, no había escuela y el trabajo no existía, ni siquiera estaba en planes. Todo era sólo diversión, distracción, y creatividad para buscar la actividad más recreadora para gastar el tiempo. Y en ese contexto surgió la posibilidad de ir a la quinta de un amigo en las afueras de la ciudad, para simplemente bañarnos en la pileta, jugar al fútbol, y mirar películas; nada más tentador para un verano.
Luego de hacer las compras correspondientes, encaramos el camino que comenzaba subiendo a la autopista y luego recorriendo la ruta que desembocaba a la zona de casas quintas donde se encontraba nuestro destino. Llegamos algo tarde, así que nos instalamos, preparamos algo de comida, y luego sólo restó dormir.
Al día siguiente, el mediodía nos esperaba con el tan mentado y ansiado asado que habíamos estipulado de antemano. Como parte del ritual, era más que lógico también diagramar la introductoria y conocida “picada”, compuesta de fiambres varios y otras variedades de copetín. Comenzamos con la preparatoria y la estratégica diagramación de los ingredientes y la estricta preparación de los mismos; una instancia crucial la constituía el rebanar el salame picado fino; yo preferí no hacerlo, debido a mi escasa habilidad para hacer que queden rodajas finas. Alguien tomó el cuchillo, y comenzó a hacerlo, con el espíritu y la mirada de decir: “ves tarado, es así..”, y cuando menos parecía, por estar mirando hacia otro lado como parte de esa actitud sobradora, se escucha un grito desgarrador y un intenso insulto; instantáneamente, el embutido se cubrió de rojo. Era la sangre de ese dedo que estaba rebanado tan rigurosamente como el salame; la primer falange había desaparecido, y había sido cortada con la misma precisión. La hemorragia no se detenía, a pesar de la presión que estaba haciendo yo mismo sobre la herida. Trapos y repasadores no hacían mas que teñirse ante el increíble sangrado; la situación se había ido de nuestras manos, paradójicamente. Fue ahí cuando decidimos llamar a la ambulancia; bueno, eso quisimos, ya que no existía señal para nuestros teléfonos celulares… En un instante alguien se dio cuenta que cerca existía una sala de primeros auxilios, por lo que para no perder tiempo, me subí al auto para ir a buscar ayuda; la expresión era cada vez más pálida, y la pérdida de sangre increíble. A toda velocidad, salí en busca de los médicos, y ahí repentinamente tuve una intensa sensación de deja vù. Claro: “Mis manos, que sostenían el volante como intentando domar a esa bestia, estaban bañadas en sangre. Un momento, esa sangre no es mía, yo me siento bien. El espejo retrovisor me devuelve una imagen de una cara pálida, aterrada, con la clara expresión de que “algo pasó; algo hice”. No era un mustang, era un falcon también negro, pero era exactamente mi sueño… fue allí cuando la barrera divisora de conciencia e inconciencia nuevamente se volvió confusa. Sin embargo, cerró un círculo. Extrañamente, como presagio, en algún punto sabía que eso iba a suceder. A partir de allí conduje mucho más tranquilo; yo no hice nada, y lo que andaba mal, tenía arreglo. Tal es así que una vez que conseguí ayuda, la hemorragia paró, y luego se pudo reconstruir el dedo accidentado. Y yo, nunca jamás volví a tener ese sueño, que tan recurrentemente venía a mi durante la noche…
Notas de lector cuentos de Carver
“¿Por qué no bailáis?”- Carver
Se nota en este pequeño, corto y conciso cuento de Carver una especie de “costumbrismo” por doquier en cada palabra. A cada línea es muy descriptivo y transmite eficazmente la imagen que quiere lograr, (tanto de los lugares como de los personajes), y de esta forma hacer que el lector se pueda sentir en ese cuarto penumbroso donde se da el encuentro entre los personajes principales. El alcohol aparece como el denominador común de escena tras escena, que finalmente no terminan llevando a nada que se pueda definir como un suceso o hito; es difícil definir en que punto podríamos situar el clímax del relato, ya que simplemente es una narración de pequeñas acciones marcadas por la cotidianeidad y, si se quiere, lo bizarro de ciertos personajes y situaciones
“De que hablamos cuando hablamos de amor”- Carver
Continuando con la esencia costumbrista del otro cuento, aquí es interesante el trabajo que se da torno a un concepto, a una idea, a un sentimiento en sí como lo es el amor. No es más que la descripción, en primera persona y con diálogos, de una simple “charla de café”, que deja entrever frases muy lúcidas, posibles posturas del autor, o simplemente reflexiones “en voz alta”. Sin embargo, deja la misma sensación que el otro cuento, simplemente como la de una “puesta en escena” pero sin desenlace alguno, dejando al lector, o al menos en mi caso, con un sin sabor de intrascendencia de lo leído, aunque bastante rico conceptualmente hablando.
“Una cosa más” - Carver
Otro cuento que comienza haciendo mención al alcohol o a la ebriedad de un personaje principal, dando la idea de la repetida esencia costumbrista que brota a cada letra. Básicamente es la imagen (bien y exhaustivamente descripta) de una pelea conyugal familiar (ya que va más allá de la marital) que probablemente se encuentre en muchas casas de familia en cualquier sitio. En cuanto a la estructura es casi un continuo diálogo interrumpido sólo por las pequeñas descripciones o introducciones en primera persona del narrador.
Sinceramente, luego de la lectura de los tres cuentos, siento no haber obtenido nada diferente, o nada enriquecedor más allá de un fastidio por no encontrar gran sentido a estas especies de “fotografías literarias de realidades particulares”, entre penumbras y personajes bizarros.
Se nota en este pequeño, corto y conciso cuento de Carver una especie de “costumbrismo” por doquier en cada palabra. A cada línea es muy descriptivo y transmite eficazmente la imagen que quiere lograr, (tanto de los lugares como de los personajes), y de esta forma hacer que el lector se pueda sentir en ese cuarto penumbroso donde se da el encuentro entre los personajes principales. El alcohol aparece como el denominador común de escena tras escena, que finalmente no terminan llevando a nada que se pueda definir como un suceso o hito; es difícil definir en que punto podríamos situar el clímax del relato, ya que simplemente es una narración de pequeñas acciones marcadas por la cotidianeidad y, si se quiere, lo bizarro de ciertos personajes y situaciones
“De que hablamos cuando hablamos de amor”- Carver
Continuando con la esencia costumbrista del otro cuento, aquí es interesante el trabajo que se da torno a un concepto, a una idea, a un sentimiento en sí como lo es el amor. No es más que la descripción, en primera persona y con diálogos, de una simple “charla de café”, que deja entrever frases muy lúcidas, posibles posturas del autor, o simplemente reflexiones “en voz alta”. Sin embargo, deja la misma sensación que el otro cuento, simplemente como la de una “puesta en escena” pero sin desenlace alguno, dejando al lector, o al menos en mi caso, con un sin sabor de intrascendencia de lo leído, aunque bastante rico conceptualmente hablando.
“Una cosa más” - Carver
Otro cuento que comienza haciendo mención al alcohol o a la ebriedad de un personaje principal, dando la idea de la repetida esencia costumbrista que brota a cada letra. Básicamente es la imagen (bien y exhaustivamente descripta) de una pelea conyugal familiar (ya que va más allá de la marital) que probablemente se encuentre en muchas casas de familia en cualquier sitio. En cuanto a la estructura es casi un continuo diálogo interrumpido sólo por las pequeñas descripciones o introducciones en primera persona del narrador.
Sinceramente, luego de la lectura de los tres cuentos, siento no haber obtenido nada diferente, o nada enriquecedor más allá de un fastidio por no encontrar gran sentido a estas especies de “fotografías literarias de realidades particulares”, entre penumbras y personajes bizarros.
Notas de lector cuentos de Salinger
“Un día perfecto para el pez plátano” - J.D. Salinger
Con este cuento de Salinger me sucedió algo extraño al leerlo. Durante toda la primer parte del texto, uno se la puede pasar especulando con que sucederá luego de esa charla telefónica, que le deparará la historia a esos tan entreverados personajes, cuál puede llegar a ser la reacción y cual ha sido el trauma de Seymur Glass, por el cual la madre de su pareja le teme tanto. Sin embargo, al dar vuelta la página 17 se puede creer, si no se lee con atención, que se ha cambiado de historia, que se está leyendo otro cuento. Esto es efectivamente lo que me sucedió a mí en la primer lectura, siendo que encontraba relación alguna entre un fragmento y el otro, lo cual me llevó a dudar inclusive de la confección de la fotocopia.
Sin embargo, en una segunda lectura se pueden empezar a atar ciertos cabos, a través de nombres, leyendo epígrafes y demás, como para comprender mejor así la historia. Sin embargo, sigue sin ser tarea sencilla poder conectar las realidades de una y otra. Se manejan más de una historia en paralelo dentro de la estructura de la narración, donde se comparte lugar físico, algún personaje y sólo situaciones que funcionarán a modo de “pistas”. Esos trozos de historia se unen luego de leer la nota producida por Sandra Russo.
Sin lugar a dudas, no es una texto para leer de forma rápida y pasajera, porque sino muy probablemente nos quedemos con el sinsentido de la primer visión, carente de coherencia a la hora de reconstruir la trama.
“El hombre que ríe” - J.D. Salinger
En este cuento se vuelve a dar la conjunción de una historia principal y una secundaria dentro de la misma narración. Luego de que uno se puede introducir y comprender las actividades de estos niños que se juntan y disfrutan las aventuras y desventuras de este “héroe comanche” y a practicar deportes, surge una figura femenina que viene a descompaginar un poco esa escena y darle otro camino, otra actitud a la figura del jefe, tal es así que termina alterando las mismas historias narradas de “el hombre que ríe”, motivo fundante por el cual estos niños se reunían.
Se mantiene esta estructura parecida, donde no se dan todos los datos al lector, donde uno debe inferir que es lo que sucede entre el jefe y la señorita Hudson, pero al mismo tiempo, gracias a la buena capacidad descriptiva, se puede ver claramente al grupo de niños en el autobús viejo, o la misma cara de su conductor, entendiéndose y compenetrándose en la historia desde la visión de uno de sus integrantes. El final, por cierto un tanto triste, resume hacia donde termina yendo la historia.
Con este cuento de Salinger me sucedió algo extraño al leerlo. Durante toda la primer parte del texto, uno se la puede pasar especulando con que sucederá luego de esa charla telefónica, que le deparará la historia a esos tan entreverados personajes, cuál puede llegar a ser la reacción y cual ha sido el trauma de Seymur Glass, por el cual la madre de su pareja le teme tanto. Sin embargo, al dar vuelta la página 17 se puede creer, si no se lee con atención, que se ha cambiado de historia, que se está leyendo otro cuento. Esto es efectivamente lo que me sucedió a mí en la primer lectura, siendo que encontraba relación alguna entre un fragmento y el otro, lo cual me llevó a dudar inclusive de la confección de la fotocopia.
Sin embargo, en una segunda lectura se pueden empezar a atar ciertos cabos, a través de nombres, leyendo epígrafes y demás, como para comprender mejor así la historia. Sin embargo, sigue sin ser tarea sencilla poder conectar las realidades de una y otra. Se manejan más de una historia en paralelo dentro de la estructura de la narración, donde se comparte lugar físico, algún personaje y sólo situaciones que funcionarán a modo de “pistas”. Esos trozos de historia se unen luego de leer la nota producida por Sandra Russo.
Sin lugar a dudas, no es una texto para leer de forma rápida y pasajera, porque sino muy probablemente nos quedemos con el sinsentido de la primer visión, carente de coherencia a la hora de reconstruir la trama.
“El hombre que ríe” - J.D. Salinger
En este cuento se vuelve a dar la conjunción de una historia principal y una secundaria dentro de la misma narración. Luego de que uno se puede introducir y comprender las actividades de estos niños que se juntan y disfrutan las aventuras y desventuras de este “héroe comanche” y a practicar deportes, surge una figura femenina que viene a descompaginar un poco esa escena y darle otro camino, otra actitud a la figura del jefe, tal es así que termina alterando las mismas historias narradas de “el hombre que ríe”, motivo fundante por el cual estos niños se reunían.
Se mantiene esta estructura parecida, donde no se dan todos los datos al lector, donde uno debe inferir que es lo que sucede entre el jefe y la señorita Hudson, pero al mismo tiempo, gracias a la buena capacidad descriptiva, se puede ver claramente al grupo de niños en el autobús viejo, o la misma cara de su conductor, entendiéndose y compenetrándose en la historia desde la visión de uno de sus integrantes. El final, por cierto un tanto triste, resume hacia donde termina yendo la historia.
Texto narrativo a partir de memoria de un espacio
"Visita especial a La casa"
Amplia, gigante, enorme, cada vez más grande se ve la casa. Sólo una luz direccionada estratégicamente al centro de un cuadro (imitación de un original) corta la densidad de la escasa iluminación provista por los últimos rayos de sol de la jornada. Pareciera que, a medida que uno se va alejando de esa sala central, se fueran prendiendo solas las luces, o que simplemente, la vida vuelve a la acción.
Los huecos de esos sillones permanecerán intactos mientras nosotros así lo deseemos, porque esos eran “los lugares”; reductos de tardes y tardes de compartir meriendas, charlas y sufrimientos. El olor se puede sentir a la distancia, a pesar de que no se pueda sentir en el lugar. Las acciones se pueden predecir con marcada anterioridad. La realidad es bastante monótona, y esa casa, es completa y absolutamente real.
Ella es dulce y severa, exigente y débil, considerada y ácida. Mantiene sus costumbres y su acento, pero cambia y potencia mañas y malas costumbres. Sin embargo, prefiere irse, por segunda vez, de lo que es su lugar, junto a los suyos.
Él es verborrágico y sentimental, tozudo y conciliador, poco formado y muy cultivado, fuerte en sus principios y muy “argentinizado”. No puede vivir sin ella; pelea, insulta, trabaja, atiende, etc., pero no puede estar sin su compañera. Cuando deja de encontrar sentido a estar aquí, termina eligiendo ir con ella.
Ese día que fui a buscar unos papeles ya no estaban. Era un día soleado, como esos de verano en los cuales pasaba todo el día en la casa y juntos nos quejábamos con el “qué calor” característico de la abuela. Fui a agarrar lo que necesitaba; supuestamente estaba arriba de la mesa del living, sin embargo, no era así. Me fijé por las dudas en la mesa ratona, la que nucleaba a los mencionados sillones con sus respectivos huecos, para corroborar que no haya entendido mal. Los papeles, seguían sin aparecer. Esa mesita fue sostén de no sólo de mis cansados pies luego de venir pedaleando en bicicleta para verlos, sino también de los del abuelo, por una simple cuestión de comodidad. Pero las hojas, no estaban allí.
Proseguí entonces mi búsqueda en el cuarto contiguo, que es la cocina. En esa cocina se gestaron y se hablaron los temas más importantes de la familia sin lugar a dudas, y surgen de allí los mejores recuerdos. Desde las albóndigas con salsa hasta la cura de aquella herida en la frente, por no poder mantener el equilibrio en el patio, pasando por las “sopazas” que con café con leche y pan se armaban a cada tarde. Me fijé en la mesa principal y no tuve éxito; sólo estaban allí las llaves de toda la casa guardadas, como siempre, en una pequeña bandeja de plástico; también estaba el anotador y una lapicera, pero no los papeles que yo buscaba. El próximo paso era el cuarto de planchado, que tiene una mesa, donde se suelen apoyar varias cosas; era probable que estuviese allí, en ese mismo cuarto donde él siempre se burlaba del desfile y exhibición de calzados de su hijo (no había menos de una docena de pares) y donde guardaba la mayoría de la medicación de los dos. Entre otras varias cosas, no estaba la documentación
Amplia, gigante, enorme, cada vez más grande se ve la casa. Sólo una luz direccionada estratégicamente al centro de un cuadro (imitación de un original) corta la densidad de la escasa iluminación provista por los últimos rayos de sol de la jornada. Pareciera que, a medida que uno se va alejando de esa sala central, se fueran prendiendo solas las luces, o que simplemente, la vida vuelve a la acción.
Los huecos de esos sillones permanecerán intactos mientras nosotros así lo deseemos, porque esos eran “los lugares”; reductos de tardes y tardes de compartir meriendas, charlas y sufrimientos. El olor se puede sentir a la distancia, a pesar de que no se pueda sentir en el lugar. Las acciones se pueden predecir con marcada anterioridad. La realidad es bastante monótona, y esa casa, es completa y absolutamente real.
Ella es dulce y severa, exigente y débil, considerada y ácida. Mantiene sus costumbres y su acento, pero cambia y potencia mañas y malas costumbres. Sin embargo, prefiere irse, por segunda vez, de lo que es su lugar, junto a los suyos.
Él es verborrágico y sentimental, tozudo y conciliador, poco formado y muy cultivado, fuerte en sus principios y muy “argentinizado”. No puede vivir sin ella; pelea, insulta, trabaja, atiende, etc., pero no puede estar sin su compañera. Cuando deja de encontrar sentido a estar aquí, termina eligiendo ir con ella.
Ese día que fui a buscar unos papeles ya no estaban. Era un día soleado, como esos de verano en los cuales pasaba todo el día en la casa y juntos nos quejábamos con el “qué calor” característico de la abuela. Fui a agarrar lo que necesitaba; supuestamente estaba arriba de la mesa del living, sin embargo, no era así. Me fijé por las dudas en la mesa ratona, la que nucleaba a los mencionados sillones con sus respectivos huecos, para corroborar que no haya entendido mal. Los papeles, seguían sin aparecer. Esa mesita fue sostén de no sólo de mis cansados pies luego de venir pedaleando en bicicleta para verlos, sino también de los del abuelo, por una simple cuestión de comodidad. Pero las hojas, no estaban allí.
Proseguí entonces mi búsqueda en el cuarto contiguo, que es la cocina. En esa cocina se gestaron y se hablaron los temas más importantes de la familia sin lugar a dudas, y surgen de allí los mejores recuerdos. Desde las albóndigas con salsa hasta la cura de aquella herida en la frente, por no poder mantener el equilibrio en el patio, pasando por las “sopazas” que con café con leche y pan se armaban a cada tarde. Me fijé en la mesa principal y no tuve éxito; sólo estaban allí las llaves de toda la casa guardadas, como siempre, en una pequeña bandeja de plástico; también estaba el anotador y una lapicera, pero no los papeles que yo buscaba. El próximo paso era el cuarto de planchado, que tiene una mesa, donde se suelen apoyar varias cosas; era probable que estuviese allí, en ese mismo cuarto donde él siempre se burlaba del desfile y exhibición de calzados de su hijo (no había menos de una docena de pares) y donde guardaba la mayoría de la medicación de los dos. Entre otras varias cosas, no estaba la documentación
Notas de lector - Cuentos de Rodolfo Walsh
“Nota al pie”- Rodolfo Walsh
En esta producción se da un interesantísimo trabajo y provoca una profunda reflexión (sobre todo en nuestro papel adoptado en la materia) sobre este recurso que muchas veces es inclusive pasado por alto o desvalorizado, siendo que constituye una herramienta excepcional para el escritor.
Se puede hablar en este caso de un diálogo entre el cuerpo del texto y las notas al pie como el tema central tanto para la historia como para el escrito en sí, y de la constante relación que entre uno y otro existe, a modo de complementarse, o por qué no, aclarar los tantos.
Esto se puede expresar entendiéndolo al texto a nivel estructural, mientras que en cuanto al argumento en sí, también está presente y muy fuertemente la noción de la nota al pie pero mayormente en un marco epistolar, debido a los intercambios protagonizados por el personaje principal.
“Fotos”- Rodolfo Walsh
Lo más llamativo de esta producción del desaparecido escritor es la estructura que maneja. Es decir, no es un relato lineal, unívoco y claro, sino que se va manejando con una especie de “apartados”, separados simplemente por una numeración cronológica, que de alguna forma pretende darle orden a algo que en esencia es desordenado. Las historias comienzan en un punto, se suspenden, y quizás vuelven a ser retomadas más adelante, en lo que en primera instancia parece una distribución caprichosa, pero que sobre el final va a adquiriendo más sentido. Muchos fragmentos no guardan absolutamente ninguna relación con el anterior, más aún, tal vez carecen de sentido.
Existe un trabajo marcado con lo que es la idea de transmitir la oralidad en su estado puro; de allí que podemos encontrar palabras en lunfardo, o expresiones características del campo, o tal vez términos regionales. Sin embargo, también podemos ver pasajes con frases sin sentido alguno, o hasta una especie de anotaciones de cómo se está construyendo una prosa, marcando la rima, o separando en sílabas, cuestiones inéditas para un texto de estas características.
Estas facultades que tiene esta narración, hacen honor o dan sentido a su título (Fotos), ya que justamente significan eso; imágenes, detenidas en el tiempo, de cierto espacio con sus integrantes interactuando. Es un tanto difícil transformar esas “fotos” luego en un video, pero esa es justamente la esencia del texto.
“Esa mujer”-Rodolfo Walsh
Al efectuar la lectura de esta narración realmente puedo confesar que sentí escalofríos. No sólo por los hechos descriptos, y los detalles contados, sino por el aterrador pensamiento constante de que esos hechos, y esos protagonistas (más allá de los pseudónimos utilizados, y las identidades encubiertas) fueron reales en la etapa más oscura de la historia de nuestra querida Argentina. Es imposible abstraerse de eso mientras uno recorre línea tras línea, llegando a exacerbarse con las declaraciones del “coronel”.
Los métodos descriptivos utilizados son realmente muy eficaces, y la imagen que uno puede hacerse de los personajes (sobre todo el principal, quien confiesa los hechos) es muy gráfica y notoria, y puede uno sentirse en ese cuarto, el cual probablemente se nos volvería más chico a cada segundo.
Está narrado en primera persona, sobre entendiéndose que ese periodista, simulando estar alineado detrás de los mismos pensamientos, es el mismísimo Rodolfo Walsh. Allí también es lógico pensar en la situación e intentar resolver como abstenerse de atacar deliberadamente a semejante partícipe de un genocidio, quien ahora muestra su falso “arrepentimiento” o tergiversado papel en las hechos.
Me es, incluso, muy difícil analizar más profundamente el relato debido al tema, y a la veracidad del mismo, sin poder sacarme de la cabeza que como esa chica, a la cual profanaron su cadáver luego de ser asesinada, le cortaron un dedo para poder salvaguardar sus situaciones legales, lo cual da la dimensión real del destino y las realidades vividas por treinta mil argentinos hace tres décadas, en, insisto, la etapa más oscura de nuestro país, y la que más vergüenza me da.
“Los oficios terrestres”- Rodolfo Walsh
En esta historia se recrea muy efectivamente el ambiente de un internado en el interior del país, de carácter muy religioso y riguroso, muy emparentado con un lugar similar en el que Walsh estuvo de chico, manejado por colonias irlandesas (nacionalidad de la cual él desciende).
Los personajes son muy disímiles y hasta por momentos caricaturescos, pero siempre muy bien descriptos; uno puede ver la cara regordeta de Dashwood sin ningún inconveniente, por ese mismo énfasis descriptivo. La figura del “Gato” también es muy significativa y diferenciable, como una especie de reo adaptado a las circunstancias, un mercenario “sobreviviente”.
La mayor parte del relato se centra en la tarea encomendada que consistía en trasladar un cajón de basura, y todo el traumático recorrido y las peripecias pertinentes. Sin embargo, eso sólo termina siendo un medio para un fin. Luego de superar todos los contratiempos, cruzar pastizales, malezas, campos sembrados y espesas nieblas (y haberse enfrentado hasta los golpes con su compañero de tarea), el pequeño protagonista, sin mirar atrás siquiera un segundo, abandona el lugar con rumbo incierto y recorrido desconocido. Escapándose no sólo del internado, sino también de la ausencia de su madre.
En la narración la descripción es muy preciso e ilustrativa; las imágenes no sólo de los personajes, sino también del ambiente y los paisajes son fáciles de imaginarse debido al buen manejo entre los paneos generales y las detalladas precisiones de ciertos detalles.
Es difícil imaginarse el final, pero una vez leído, uno lo puede comprender y encontrarle sentido sin lugar a duda a la decisión del protagonista.
En esta producción se da un interesantísimo trabajo y provoca una profunda reflexión (sobre todo en nuestro papel adoptado en la materia) sobre este recurso que muchas veces es inclusive pasado por alto o desvalorizado, siendo que constituye una herramienta excepcional para el escritor.
Se puede hablar en este caso de un diálogo entre el cuerpo del texto y las notas al pie como el tema central tanto para la historia como para el escrito en sí, y de la constante relación que entre uno y otro existe, a modo de complementarse, o por qué no, aclarar los tantos.
Esto se puede expresar entendiéndolo al texto a nivel estructural, mientras que en cuanto al argumento en sí, también está presente y muy fuertemente la noción de la nota al pie pero mayormente en un marco epistolar, debido a los intercambios protagonizados por el personaje principal.
“Fotos”- Rodolfo Walsh
Lo más llamativo de esta producción del desaparecido escritor es la estructura que maneja. Es decir, no es un relato lineal, unívoco y claro, sino que se va manejando con una especie de “apartados”, separados simplemente por una numeración cronológica, que de alguna forma pretende darle orden a algo que en esencia es desordenado. Las historias comienzan en un punto, se suspenden, y quizás vuelven a ser retomadas más adelante, en lo que en primera instancia parece una distribución caprichosa, pero que sobre el final va a adquiriendo más sentido. Muchos fragmentos no guardan absolutamente ninguna relación con el anterior, más aún, tal vez carecen de sentido.
Existe un trabajo marcado con lo que es la idea de transmitir la oralidad en su estado puro; de allí que podemos encontrar palabras en lunfardo, o expresiones características del campo, o tal vez términos regionales. Sin embargo, también podemos ver pasajes con frases sin sentido alguno, o hasta una especie de anotaciones de cómo se está construyendo una prosa, marcando la rima, o separando en sílabas, cuestiones inéditas para un texto de estas características.
Estas facultades que tiene esta narración, hacen honor o dan sentido a su título (Fotos), ya que justamente significan eso; imágenes, detenidas en el tiempo, de cierto espacio con sus integrantes interactuando. Es un tanto difícil transformar esas “fotos” luego en un video, pero esa es justamente la esencia del texto.
“Esa mujer”-Rodolfo Walsh
Al efectuar la lectura de esta narración realmente puedo confesar que sentí escalofríos. No sólo por los hechos descriptos, y los detalles contados, sino por el aterrador pensamiento constante de que esos hechos, y esos protagonistas (más allá de los pseudónimos utilizados, y las identidades encubiertas) fueron reales en la etapa más oscura de la historia de nuestra querida Argentina. Es imposible abstraerse de eso mientras uno recorre línea tras línea, llegando a exacerbarse con las declaraciones del “coronel”.
Los métodos descriptivos utilizados son realmente muy eficaces, y la imagen que uno puede hacerse de los personajes (sobre todo el principal, quien confiesa los hechos) es muy gráfica y notoria, y puede uno sentirse en ese cuarto, el cual probablemente se nos volvería más chico a cada segundo.
Está narrado en primera persona, sobre entendiéndose que ese periodista, simulando estar alineado detrás de los mismos pensamientos, es el mismísimo Rodolfo Walsh. Allí también es lógico pensar en la situación e intentar resolver como abstenerse de atacar deliberadamente a semejante partícipe de un genocidio, quien ahora muestra su falso “arrepentimiento” o tergiversado papel en las hechos.
Me es, incluso, muy difícil analizar más profundamente el relato debido al tema, y a la veracidad del mismo, sin poder sacarme de la cabeza que como esa chica, a la cual profanaron su cadáver luego de ser asesinada, le cortaron un dedo para poder salvaguardar sus situaciones legales, lo cual da la dimensión real del destino y las realidades vividas por treinta mil argentinos hace tres décadas, en, insisto, la etapa más oscura de nuestro país, y la que más vergüenza me da.
“Los oficios terrestres”- Rodolfo Walsh
En esta historia se recrea muy efectivamente el ambiente de un internado en el interior del país, de carácter muy religioso y riguroso, muy emparentado con un lugar similar en el que Walsh estuvo de chico, manejado por colonias irlandesas (nacionalidad de la cual él desciende).
Los personajes son muy disímiles y hasta por momentos caricaturescos, pero siempre muy bien descriptos; uno puede ver la cara regordeta de Dashwood sin ningún inconveniente, por ese mismo énfasis descriptivo. La figura del “Gato” también es muy significativa y diferenciable, como una especie de reo adaptado a las circunstancias, un mercenario “sobreviviente”.
La mayor parte del relato se centra en la tarea encomendada que consistía en trasladar un cajón de basura, y todo el traumático recorrido y las peripecias pertinentes. Sin embargo, eso sólo termina siendo un medio para un fin. Luego de superar todos los contratiempos, cruzar pastizales, malezas, campos sembrados y espesas nieblas (y haberse enfrentado hasta los golpes con su compañero de tarea), el pequeño protagonista, sin mirar atrás siquiera un segundo, abandona el lugar con rumbo incierto y recorrido desconocido. Escapándose no sólo del internado, sino también de la ausencia de su madre.
En la narración la descripción es muy preciso e ilustrativa; las imágenes no sólo de los personajes, sino también del ambiente y los paisajes son fáciles de imaginarse debido al buen manejo entre los paneos generales y las detalladas precisiones de ciertos detalles.
Es difícil imaginarse el final, pero una vez leído, uno lo puede comprender y encontrarle sentido sin lugar a duda a la decisión del protagonista.
lunes, 9 de junio de 2008
Citas W. Benjamin - "El narrador"
- "La muerte es la sanción de todo lo que el narrador puede referir y ella es
quien le presta autoridad" - "Rara vez se toma en cuenta que la relación ingenua del oyente con el
narrador está dominada por el interés de conservar lo narrado. El punto
cardinal para el oyente sin prejuicios es garantizar la posibilidad de la
reproducción. La memoria es la facultad épica que está por encima de
todas las otras. Unicamente gracias a una extensa memoria, por un lado
la épica puede apropiarse del curso de las cosas, y por el otro, con la
desaparición de éstas, reconciliarse con la violencia de la muerte" - "Podemos ir más lejos y preguntamos si la relación del narrador con su,
material, la vida humana, no es de por sí una relación artesanal. Si su
tarea no consiste, precisamente, en elaborar las materias primas de la
experiencia, la propia y la ajena, de forma sólida, útil y única. Se trata de
una elaboración de la cual el proverbio ofrece una primera noción, en la
medida en que lo entendamos como ideograma de una narración. Podría
decirse que los proverbios son ruinas que están en el lugar de viejas
historias, y donde, como la hiedra en la muralla, una moraleja trepa sobre
un gesto".
viernes, 30 de mayo de 2008
Género cuento - Ricardo Piglia
Si hay algo distinto en el cuento respecto de otros géneros literarios que estuvimos estudiando es lo ficcional del mismo; es decir, la capacidad de poder abstraerse de la realidad y desarrollar historias o cuestiones que otras producciones no nos dan la posibilidad. La idea de dar "pase libre a la imaginación" es tan estimulante como heterogéneo y complejo su resultado...
"Cada vez que comienza, uno olvida que el cuento, si su existencia está justificada, lleve en sí ya su forma perfecta y que sólo hay que esperar a que se vislumbre alguna vez en ese comienzo indeciso, su invisible pero tal vez inevitable final". Esto nos expresa Piglia en su tésis sobre el cuento, y resume bastante el espíritu del mismo o más bien el estado del autor a la hora de encarar su escritura. Es como soltar algo y que se eche a andar por sí sólo, aunque sabemos que en algún momento, debe caerse; lo que nos atrapa, está en el cómo se cae, es decir, en ese final.
Esto es algo que Piglia da a entender en su texto; si un cuento termina mal, probablemente, (como le pareció a la tía de Flannery O`connor) carezca de atracción. Es que "los finales son formas de hallarle sentido a la experiencia".
Sin embargo, los matices recorridos durante todo el transcurso de la producción, considero yo que son los verdaderos productos o reflejos de la capacidad de imaginación y de escritura de un autor. Es decir, lo que el final determina, es probablemente más el tipo de lector (por su reacción) que el tipo de autor, mientras que el desarrollo viceversa. Esto parte de la subjetividad de las interpretaciones que cada uno le dé, y principalmente, qué es lo que cada uno busca a la hora de leer un cuento. Lo que para el autor es el cierre perfecto o tal vez lógico para su historia, es algo para determinado lector no constituye más que una simple desilución. Se podría decir que un alto porcentaje de los lectores serían entonces "resultadistas", por así decirlo. La excelencia está en el equilibrio entre ambas lecturas.
Lo que a mí me interesa, por ejemplo, es ir entendiendo todos los procesos que se dan en el desarrollo, porque "una historia se puede contar de manera distinta, pero siempre hay un doble movimiento, algo incomprensible que sucede y está oculto". Ese lado oculto, si lo buscamos, nos dará probablamente, la llave para entender el descenlace. Sino probablemente, nos quedaremos entreverados entre historias, que tanto atraen, porque tanto nos confunden... La clave es el escape, el meterse en una historia... el pensar en nada, y pensar en todo. Al menos, eso siempre espero al leer una historia.
"Cada vez que comienza, uno olvida que el cuento, si su existencia está justificada, lleve en sí ya su forma perfecta y que sólo hay que esperar a que se vislumbre alguna vez en ese comienzo indeciso, su invisible pero tal vez inevitable final". Esto nos expresa Piglia en su tésis sobre el cuento, y resume bastante el espíritu del mismo o más bien el estado del autor a la hora de encarar su escritura. Es como soltar algo y que se eche a andar por sí sólo, aunque sabemos que en algún momento, debe caerse; lo que nos atrapa, está en el cómo se cae, es decir, en ese final.
Esto es algo que Piglia da a entender en su texto; si un cuento termina mal, probablemente, (como le pareció a la tía de Flannery O`connor) carezca de atracción. Es que "los finales son formas de hallarle sentido a la experiencia".
Sin embargo, los matices recorridos durante todo el transcurso de la producción, considero yo que son los verdaderos productos o reflejos de la capacidad de imaginación y de escritura de un autor. Es decir, lo que el final determina, es probablemente más el tipo de lector (por su reacción) que el tipo de autor, mientras que el desarrollo viceversa. Esto parte de la subjetividad de las interpretaciones que cada uno le dé, y principalmente, qué es lo que cada uno busca a la hora de leer un cuento. Lo que para el autor es el cierre perfecto o tal vez lógico para su historia, es algo para determinado lector no constituye más que una simple desilución. Se podría decir que un alto porcentaje de los lectores serían entonces "resultadistas", por así decirlo. La excelencia está en el equilibrio entre ambas lecturas.
Lo que a mí me interesa, por ejemplo, es ir entendiendo todos los procesos que se dan en el desarrollo, porque "una historia se puede contar de manera distinta, pero siempre hay un doble movimiento, algo incomprensible que sucede y está oculto". Ese lado oculto, si lo buscamos, nos dará probablamente, la llave para entender el descenlace. Sino probablemente, nos quedaremos entreverados entre historias, que tanto atraen, porque tanto nos confunden... La clave es el escape, el meterse en una historia... el pensar en nada, y pensar en todo. Al menos, eso siempre espero al leer una historia.
sábado, 26 de abril de 2008
Fragmento leido en clase de reflexión sobre entrevista
[...] El género en sí, cuenta con marcadas diferencias con respecto a otros. Le posibilidad de sentarse cara a cara, y disparar preguntas que sean respondidas en ese mismo instante, con espontaneidad y sinceridad (no a mansalva, sino siguiendo las pautas que nos propone Arfuch en su texto), da un resultado que probablemente ningún otro método de investigación lo pueda brindar [...]
Ego e identidad de un artista que BUSCA
Entrevista a Gabriel Montero artista barrial de performance participante del proyecto de arte y transformación SOS Tierra. Intimidades, ideas, inquietudes y pormenores de su presentación en el predio de Hudson.
Gabriel Montero, de 31 años de edad, es un artista oriundo de Lomas de Zamora que adoptó, ya hace un buen tiempo, la modalidad de Arte Performance a la hora de realizar sus presentaciones. Una de ellas fue en el marco del encuentro convocado por Daniel Acosta, coordinador de SOS Tierra, proyecto que reúne artistas en pos de llamar a la reflexión sobre el uso y abuso de los recursos naturales a través de presentaciones y actividades artísticas espontáneas y vívidas como lo son las performance, logrando una unidad de trabajadores del arte poco común por el habitual “ego” normalmente preponderante. Una recorrida por un artista inmerso en la realidad, pero flotando en el mundo artístico.
-¿Cómo surgió el proyecto SOS Tierra, en que consiste?
No sé bien como surgió el proyecto, pero quienes lo coordinan son Daniel Acosta, y un hombre que facilita el predio donde se desarrollan los encuentros, que en realidad es una reserva ecológica que ahora le dieron más hectáreas; es donde se ubicaba la antigua casa de Hudson. Está integrado por toda gente que tiene interés en el arte y que se preocupa por la conservación de la ecología. Es muy bueno lo que se hace, y en Argentina no es muy común; peor si tenemos en cuenta que está descentralizado y a 40km de la Capital Federal.
- ¿Y vos cómo te uniste, cómo llegaste a SOS tierra?
Lo conocí a Daniel porque porque me acerqué a él ya que estaba interesado en pedirle ayuda para armar mi tesis de la carrera de Licenciatura en Artes Visuales en el IUNA. Yo ya estaba haciendo mis performance, por lo que no me dijo nada sobre la tesis, sino que me propuso participar del proyecto, y yo acepté gustoso, dejando de lado el tema de la carrera.
Yo creo que la experiencia fue muy buena porque acá en zona sur no hay espacios que puedan tener los artistas para desarrollarse. Más allá de las cosas oficiales como puede ser el pintor solventado por la municipalidad, no hay nada. Se produce sólo un desarrollo de una “cultura utilísima” y no la manifestación de otras expresiones más espontáneas probablemente más conectadas con la realidad que vivimos, más sinceras. Es algo hecho a la intemperie, sin aportes económicos de nadie, lo que lo hace algo distinto. Más allá de las diferencias que podamos tener los artistas de la zona, los proyectos que nos unen son SOS TIERRA o Zona de Arte de Quilmes, organizado por Gabriel Alonso, siempre movido todo sólo por las ganas de hacer y nada más.
-¿Vos tenés contacto con otros artistas de la zona? Sé que muchos centros no hay, pero me nombraste algunos…
Obviamente no hago sólo performance por cuenta propia y nada más, ya que uno sólo no puede hacer nada. Hay que buscar generar espacios, como SOS tierra, que plantea arte y ecología como su tema central. Pero ecología entendido de otra forma, ya que hoy por hoy representa otra cosa que es mayor. Ecología somos todos. Y habiendo participado de esto, que no es un mega evento, pero que está hecho con muchas ganas por parte de quienes participan, superando el encuentro de los egos personales que puede tener cada artista, es algo que me enriqueció mucho. Por eso te hablaba de la ecología en ese sentido. Más allá que no estamos en la década del 70 y que no creemos en el “yo” que va a cambiar al mundo, se pueden hacer estas acciones que suman ya que hay muchas cosas que no están yendo bien y son preocupantes. Es una forma de llamar a la reflexión. Estas cosas que son más periféricas, que no son tan reconocidas ni corporativas ni privadas, manifiestan una realidad más sincera, más espontánea. Yo creo que no pasa por una cuestión de individualidad, sino una cuestión de trama. De enriquecerse uno, de su obra, pero a la vez enriquecer la obra de otro y difundirla. Es la única forma en que el arte pueda contribuir y todos puedan seguir desarrollándose como artistas, no sólo quienes tienen el apoyo o la difusión.
- Y vos participas en otros proyectos?
Sinceramente no, sólo si me invitan. No soy un activista ni mucho menos, pero es interesante participar, sucede que a veces es una cuestión de tiempos y de tener que elegir hacer una cosa o la otra. Quizás sea parte de ese ego del artista también que se interpone, pero a veces me lo cuestiono. Por eso en mis performance trabajo un poco el tema del ego y la cultura del yo, que tienen tanto que ver con nuestra sociedad después de los 60, y la post modernidad.
-¿Y vos cuándo descubriste tu vocación, es decir, cuando dijiste “voy a ser artista”?
En realidad siempre tuve al arte muy incorporada desde chico, ya que a partir de los seis años fui a aprender pintura, lo cual por un lado fue muy positivo, y por el otro fue una especie de peso, porque al estar tantos años haciendo una cosa, llega un punto que tiende a replanteárselo. Y eso es justamente lo que me pasó cuando termine la carrera del profesorado en quilmes. Tuve que decidir y elegí, y fue como reencontrarme con el arte, darme cuenta que esto es algo que voy a hacer siempre.
- Es prácticamente toda una vida ligado al arte… ¿tu familia también estaba dentro del ambiente artístico?
No, para nada. Quizás lo que tuve fue el apoyo de mi familia, por el hecho de que me mandaron a aprender pintura a bellas artes, desde chico, pero sólo eso. Mi papá siempre trabajó en la construcción, nada relacionado con el arte. Sin embargo, yo trabajo con materiales de este tipo en mis presentaciones, porque estoy hablando bastante de mi identidad. De todas formas, más allá de que ellos me apoyaron mucho, es como que no elegí al arte, sino que me eligió a mí. Entonces por eso, en esta etapa por lo menos, desde el 2003/2004, es que estoy tomando esta temática.
-Estás uniendo dos mundos de esta forma…el de tu actividad y el de tu familia…
Si, está muy cargado de mi historia, y hay un tema que tiene mucho que ver con todo esto que es la identidad. No es que me lo plantee previamente hablar de mi identidad, pero en sí el objeto lo trabajo resignificándolo, no contando linealmente una historia. Esta relacionado con el trabajo de mi viejo, con mi familia, y en cierta medida con la cuestión social de la clase obrera, más allá de que por ahí trabajo con otros elementos, como las lentejuelas, de lo cual se puede dar una lectura absurda, pero se resignifica, es una forma de mostrar una realidad.
-Con respecto a la identidad… ¿no crees que se está perdiendo un poco? Dentro de este mundo globalizado hay una tendencia uniforme que se está acrecentando…
Es una realidad del tiempo en el que nos toco nacer. Por momento me duele como a todos, pero trato de correrme de una postura romántica y pensar que todo pasado fue mejor. Pero trato de ser realista, pero la realidad va más allá de lo concreto, la realidad también pasa por una subjetividad, una creencia de cada uno, una realidad y una experiencia de vida. Lo que trato de plasmar en todo sentido, es eso. Haber nacido en una generación post años 70, con la globalización en marcha, hace que crea en lo que se creía antes. A la juventud se la llama la generación x, o la generación del Mouse, pero es sólo parte de un proceso, y eso es justamente lo que a mi más me interesa, los procesos, pero dentro de una trama, la artística, que se forma espontáneamente, por una necesidad, porque de hecho, todos somos necesarios. Hay que pasar por encima la cuestión de quién hace lo mejor y quién hace lo peor… se trata de hacer nuestra parte…
- ¿Vos al encarar tus performance, en que te basas y que esperas en cuanto a la repercusión, y lo que te genera a vos?
Sinceramente, soy una persona muy contradictoria… las que cosas que hago las pienso muchísimo antes que las hago; las pienso inclusive hasta que las desarmo de sentido… Por eso muchas cosas me entero cuando las hago. No es que no las hayas pensado, pero las cosas están ahí, en la performance, en ese instante… Se involucran el cuerpo y uno mismo, y aparecen cosas o te das cuenta que pasaron cosas que ni te esperabas. Tal vez pase cuando haces una pintura, pero es distinto… en la performance se está haciendo el producto y a la vez mostrándolo… eso en la plástica, no pasa. Inclusive te lo digo yo, que trabajo con la plástica.
- ¿Mantuviste tu actividad dentro de la plástica o te dedicaste de lleno a las performance?
Hoy por hoy le estoy poniendo mucha energía a esto, pero todo lo baso en una construcción a partir de la plástica y la imagen, aunque también utilizo sonidos y videos. Estoy haciendo performance, pero estoy a la vez trabajando con la escultura, con la grafica, la luz, la forma… en cierta forma es lo mismo, pero quizás es difícil hacer una lectura así para alguien que no tiene el conocimiento específico, pero es una misma cosa.
-¿Por qué elegís hacer cosas sobre tu mismo cuerpo?
Lo fui encontrando en realidad… yo trabajo con los objetos que ya te mencioné, y a la vez empecé a utilizar mi cuerpo como un objeto articulado al resto… entro a interactuar con las acciones, cargar la bolsa de cemento, resolver la sopa de letras… estoy trabajando sobre mí, pero sobre mí dentro de esta sociedad, como sujeto en relación con los objetos, por esta cuestión de la identidad que hablábamos. Lo interesante de la performance es que es como una especie de “no lugar”. El cuerpo históricamente le perteneció al teatro, o a la danza, pero se puede trabajar desde otros lugares y dan resultados totalmente diferentes.
- Volviendo un poco a SOS tierra… ¿Qué balance hacés? ¿Algo te desilusiono?
No tengo desilusiones porque lo pienso desde el lugar de que te lo hable. Es difícil organizar un evento, que la gente se entienda, sin dinero de por medio, todo “a pulmón”, y así y todo articular los egos de los artistas. Igualmente pienso que vivimos en una realidad muy fragmentada los artistas, cada uno es “un mundo”... pero en SOS tierra, lo hablaba con Daniel, veía la necesidad de una unión, todos con esas ganas de luchar por subsistir, a pesar de que somos concientes de que necesitamos otra cosa… pero cosas como SOS Tierra son muy positivas.
- La performance que hiciste al año pasado en SOS tierra, ¿fue espontánea, del momento, o ya la habías hecho?
La del año pasado fue bastante espontánea, aunque tenia algunas ideas en la cabeza. Iba a hacer otra cosa, pero necesitaba el sol para eso, y estaba nublado… así que armé algo pero no la había hecho en realidad. no vengo repitiendo performance, si bien por ahí trabajo con elementos similares, y con temas parecidos, por ahí tiene que ver con lo social, lo político, o cosas individuales mías…
- Dentro de los trabajos, no estas ajeno a la realidad socio económica… ¿vos incorporás cuestiones de la situación general del momento a las performance?
Trato de mecharlo… trabajo con la imagen de Evita y Perón, como referentes regionales, iconos reconocibles dentro de la historia mundial. Sin embargo no me detengo mucho en la historia, sólo lo hago siendo enfocada desde el arte.
-Hablando de la realidad: ¿para poder seguir con el arte tenés otra actividad?
Si, yo hago arte con toda la pasión, pero no vivo del arte. Jamás vendí una obra, pero tampoco me moví demasiado para eso. Igualmente se que es difícil, pero mientras pueda solventarlo trabajando como cualquiera, y tener mi espacio para hacerlo, está perfecto. De esta forma puedo hacerlo sin que nadie me diga cómo ni nada… es la ecuación ideal… pero es como una elección de vida. Incluso estuve un año en el que no pude hacer nada, por problemas que se me juntaron, y principalmente lo económico… pero después me repuse y volví…
-A veces lo urgente quita lugar a lo importante…
Exacto, pero es de lo que uno se tiene que nutrir para poder seguir. No sé si voy a llegar a la meta, pero voy a dejar todo en el camino…. Es como vos decís, a veces lo urgente… pero intento poner lo máximo de mí, toda la pasión.
-Como conclusión, si tuvieras que dejar un mensaje sobre los encuentros como SOS tierra… ¿qué reflexión dejarías?
Que sería excelente que la gente se entere, que no sea un grupo de artistas viendo a un grupo de artistas y nada más, que este abierto a todo el mundo. Lo que tiene de bueno el arte es que es transversal, atraviesa a todo el mundo, no tiene distinción de género ni nada parecido, por eso hay que aprovecharlo. Es difícil, pero está bueno seguir apostando… cada vez sale mejor.
- ¿Vos crees que en nuestra sociedad Argentina hay “materia prima” como para que encuentros de este tipo se multipliquen y tengan más trascendencia?
Si, es difícil, pero creo que sí. Tiene que ver también con una cuestión cultural, y que la gente se anime a entrar a un museo. Por eso lo que tiene la performance es que va a la gente. Sinceramente, quizás esta pregunta un día me levanto pesimista y te respondo un “no” rotundo, pero bueno, las condiciones están…
- Por último, ¿Cómo te definirías en pocas palabras dentro de tu actividad?
Como alguien que busca… que busca incansablemente…
Gabriel Montero, de 31 años de edad, es un artista oriundo de Lomas de Zamora que adoptó, ya hace un buen tiempo, la modalidad de Arte Performance a la hora de realizar sus presentaciones. Una de ellas fue en el marco del encuentro convocado por Daniel Acosta, coordinador de SOS Tierra, proyecto que reúne artistas en pos de llamar a la reflexión sobre el uso y abuso de los recursos naturales a través de presentaciones y actividades artísticas espontáneas y vívidas como lo son las performance, logrando una unidad de trabajadores del arte poco común por el habitual “ego” normalmente preponderante. Una recorrida por un artista inmerso en la realidad, pero flotando en el mundo artístico.
-¿Cómo surgió el proyecto SOS Tierra, en que consiste?
No sé bien como surgió el proyecto, pero quienes lo coordinan son Daniel Acosta, y un hombre que facilita el predio donde se desarrollan los encuentros, que en realidad es una reserva ecológica que ahora le dieron más hectáreas; es donde se ubicaba la antigua casa de Hudson. Está integrado por toda gente que tiene interés en el arte y que se preocupa por la conservación de la ecología. Es muy bueno lo que se hace, y en Argentina no es muy común; peor si tenemos en cuenta que está descentralizado y a 40km de la Capital Federal.
- ¿Y vos cómo te uniste, cómo llegaste a SOS tierra?
Lo conocí a Daniel porque porque me acerqué a él ya que estaba interesado en pedirle ayuda para armar mi tesis de la carrera de Licenciatura en Artes Visuales en el IUNA. Yo ya estaba haciendo mis performance, por lo que no me dijo nada sobre la tesis, sino que me propuso participar del proyecto, y yo acepté gustoso, dejando de lado el tema de la carrera.
Yo creo que la experiencia fue muy buena porque acá en zona sur no hay espacios que puedan tener los artistas para desarrollarse. Más allá de las cosas oficiales como puede ser el pintor solventado por la municipalidad, no hay nada. Se produce sólo un desarrollo de una “cultura utilísima” y no la manifestación de otras expresiones más espontáneas probablemente más conectadas con la realidad que vivimos, más sinceras. Es algo hecho a la intemperie, sin aportes económicos de nadie, lo que lo hace algo distinto. Más allá de las diferencias que podamos tener los artistas de la zona, los proyectos que nos unen son SOS TIERRA o Zona de Arte de Quilmes, organizado por Gabriel Alonso, siempre movido todo sólo por las ganas de hacer y nada más.
-¿Vos tenés contacto con otros artistas de la zona? Sé que muchos centros no hay, pero me nombraste algunos…
Obviamente no hago sólo performance por cuenta propia y nada más, ya que uno sólo no puede hacer nada. Hay que buscar generar espacios, como SOS tierra, que plantea arte y ecología como su tema central. Pero ecología entendido de otra forma, ya que hoy por hoy representa otra cosa que es mayor. Ecología somos todos. Y habiendo participado de esto, que no es un mega evento, pero que está hecho con muchas ganas por parte de quienes participan, superando el encuentro de los egos personales que puede tener cada artista, es algo que me enriqueció mucho. Por eso te hablaba de la ecología en ese sentido. Más allá que no estamos en la década del 70 y que no creemos en el “yo” que va a cambiar al mundo, se pueden hacer estas acciones que suman ya que hay muchas cosas que no están yendo bien y son preocupantes. Es una forma de llamar a la reflexión. Estas cosas que son más periféricas, que no son tan reconocidas ni corporativas ni privadas, manifiestan una realidad más sincera, más espontánea. Yo creo que no pasa por una cuestión de individualidad, sino una cuestión de trama. De enriquecerse uno, de su obra, pero a la vez enriquecer la obra de otro y difundirla. Es la única forma en que el arte pueda contribuir y todos puedan seguir desarrollándose como artistas, no sólo quienes tienen el apoyo o la difusión.
- Y vos participas en otros proyectos?
Sinceramente no, sólo si me invitan. No soy un activista ni mucho menos, pero es interesante participar, sucede que a veces es una cuestión de tiempos y de tener que elegir hacer una cosa o la otra. Quizás sea parte de ese ego del artista también que se interpone, pero a veces me lo cuestiono. Por eso en mis performance trabajo un poco el tema del ego y la cultura del yo, que tienen tanto que ver con nuestra sociedad después de los 60, y la post modernidad.
-¿Y vos cuándo descubriste tu vocación, es decir, cuando dijiste “voy a ser artista”?
En realidad siempre tuve al arte muy incorporada desde chico, ya que a partir de los seis años fui a aprender pintura, lo cual por un lado fue muy positivo, y por el otro fue una especie de peso, porque al estar tantos años haciendo una cosa, llega un punto que tiende a replanteárselo. Y eso es justamente lo que me pasó cuando termine la carrera del profesorado en quilmes. Tuve que decidir y elegí, y fue como reencontrarme con el arte, darme cuenta que esto es algo que voy a hacer siempre.
- Es prácticamente toda una vida ligado al arte… ¿tu familia también estaba dentro del ambiente artístico?
No, para nada. Quizás lo que tuve fue el apoyo de mi familia, por el hecho de que me mandaron a aprender pintura a bellas artes, desde chico, pero sólo eso. Mi papá siempre trabajó en la construcción, nada relacionado con el arte. Sin embargo, yo trabajo con materiales de este tipo en mis presentaciones, porque estoy hablando bastante de mi identidad. De todas formas, más allá de que ellos me apoyaron mucho, es como que no elegí al arte, sino que me eligió a mí. Entonces por eso, en esta etapa por lo menos, desde el 2003/2004, es que estoy tomando esta temática.
-Estás uniendo dos mundos de esta forma…el de tu actividad y el de tu familia…
Si, está muy cargado de mi historia, y hay un tema que tiene mucho que ver con todo esto que es la identidad. No es que me lo plantee previamente hablar de mi identidad, pero en sí el objeto lo trabajo resignificándolo, no contando linealmente una historia. Esta relacionado con el trabajo de mi viejo, con mi familia, y en cierta medida con la cuestión social de la clase obrera, más allá de que por ahí trabajo con otros elementos, como las lentejuelas, de lo cual se puede dar una lectura absurda, pero se resignifica, es una forma de mostrar una realidad.
-Con respecto a la identidad… ¿no crees que se está perdiendo un poco? Dentro de este mundo globalizado hay una tendencia uniforme que se está acrecentando…
Es una realidad del tiempo en el que nos toco nacer. Por momento me duele como a todos, pero trato de correrme de una postura romántica y pensar que todo pasado fue mejor. Pero trato de ser realista, pero la realidad va más allá de lo concreto, la realidad también pasa por una subjetividad, una creencia de cada uno, una realidad y una experiencia de vida. Lo que trato de plasmar en todo sentido, es eso. Haber nacido en una generación post años 70, con la globalización en marcha, hace que crea en lo que se creía antes. A la juventud se la llama la generación x, o la generación del Mouse, pero es sólo parte de un proceso, y eso es justamente lo que a mi más me interesa, los procesos, pero dentro de una trama, la artística, que se forma espontáneamente, por una necesidad, porque de hecho, todos somos necesarios. Hay que pasar por encima la cuestión de quién hace lo mejor y quién hace lo peor… se trata de hacer nuestra parte…
- ¿Vos al encarar tus performance, en que te basas y que esperas en cuanto a la repercusión, y lo que te genera a vos?
Sinceramente, soy una persona muy contradictoria… las que cosas que hago las pienso muchísimo antes que las hago; las pienso inclusive hasta que las desarmo de sentido… Por eso muchas cosas me entero cuando las hago. No es que no las hayas pensado, pero las cosas están ahí, en la performance, en ese instante… Se involucran el cuerpo y uno mismo, y aparecen cosas o te das cuenta que pasaron cosas que ni te esperabas. Tal vez pase cuando haces una pintura, pero es distinto… en la performance se está haciendo el producto y a la vez mostrándolo… eso en la plástica, no pasa. Inclusive te lo digo yo, que trabajo con la plástica.
- ¿Mantuviste tu actividad dentro de la plástica o te dedicaste de lleno a las performance?
Hoy por hoy le estoy poniendo mucha energía a esto, pero todo lo baso en una construcción a partir de la plástica y la imagen, aunque también utilizo sonidos y videos. Estoy haciendo performance, pero estoy a la vez trabajando con la escultura, con la grafica, la luz, la forma… en cierta forma es lo mismo, pero quizás es difícil hacer una lectura así para alguien que no tiene el conocimiento específico, pero es una misma cosa.
-¿Por qué elegís hacer cosas sobre tu mismo cuerpo?
Lo fui encontrando en realidad… yo trabajo con los objetos que ya te mencioné, y a la vez empecé a utilizar mi cuerpo como un objeto articulado al resto… entro a interactuar con las acciones, cargar la bolsa de cemento, resolver la sopa de letras… estoy trabajando sobre mí, pero sobre mí dentro de esta sociedad, como sujeto en relación con los objetos, por esta cuestión de la identidad que hablábamos. Lo interesante de la performance es que es como una especie de “no lugar”. El cuerpo históricamente le perteneció al teatro, o a la danza, pero se puede trabajar desde otros lugares y dan resultados totalmente diferentes.
- Volviendo un poco a SOS tierra… ¿Qué balance hacés? ¿Algo te desilusiono?
No tengo desilusiones porque lo pienso desde el lugar de que te lo hable. Es difícil organizar un evento, que la gente se entienda, sin dinero de por medio, todo “a pulmón”, y así y todo articular los egos de los artistas. Igualmente pienso que vivimos en una realidad muy fragmentada los artistas, cada uno es “un mundo”... pero en SOS tierra, lo hablaba con Daniel, veía la necesidad de una unión, todos con esas ganas de luchar por subsistir, a pesar de que somos concientes de que necesitamos otra cosa… pero cosas como SOS Tierra son muy positivas.
- La performance que hiciste al año pasado en SOS tierra, ¿fue espontánea, del momento, o ya la habías hecho?
La del año pasado fue bastante espontánea, aunque tenia algunas ideas en la cabeza. Iba a hacer otra cosa, pero necesitaba el sol para eso, y estaba nublado… así que armé algo pero no la había hecho en realidad. no vengo repitiendo performance, si bien por ahí trabajo con elementos similares, y con temas parecidos, por ahí tiene que ver con lo social, lo político, o cosas individuales mías…
- Dentro de los trabajos, no estas ajeno a la realidad socio económica… ¿vos incorporás cuestiones de la situación general del momento a las performance?
Trato de mecharlo… trabajo con la imagen de Evita y Perón, como referentes regionales, iconos reconocibles dentro de la historia mundial. Sin embargo no me detengo mucho en la historia, sólo lo hago siendo enfocada desde el arte.
-Hablando de la realidad: ¿para poder seguir con el arte tenés otra actividad?
Si, yo hago arte con toda la pasión, pero no vivo del arte. Jamás vendí una obra, pero tampoco me moví demasiado para eso. Igualmente se que es difícil, pero mientras pueda solventarlo trabajando como cualquiera, y tener mi espacio para hacerlo, está perfecto. De esta forma puedo hacerlo sin que nadie me diga cómo ni nada… es la ecuación ideal… pero es como una elección de vida. Incluso estuve un año en el que no pude hacer nada, por problemas que se me juntaron, y principalmente lo económico… pero después me repuse y volví…
-A veces lo urgente quita lugar a lo importante…
Exacto, pero es de lo que uno se tiene que nutrir para poder seguir. No sé si voy a llegar a la meta, pero voy a dejar todo en el camino…. Es como vos decís, a veces lo urgente… pero intento poner lo máximo de mí, toda la pasión.
-Como conclusión, si tuvieras que dejar un mensaje sobre los encuentros como SOS tierra… ¿qué reflexión dejarías?
Que sería excelente que la gente se entere, que no sea un grupo de artistas viendo a un grupo de artistas y nada más, que este abierto a todo el mundo. Lo que tiene de bueno el arte es que es transversal, atraviesa a todo el mundo, no tiene distinción de género ni nada parecido, por eso hay que aprovecharlo. Es difícil, pero está bueno seguir apostando… cada vez sale mejor.
- ¿Vos crees que en nuestra sociedad Argentina hay “materia prima” como para que encuentros de este tipo se multipliquen y tengan más trascendencia?
Si, es difícil, pero creo que sí. Tiene que ver también con una cuestión cultural, y que la gente se anime a entrar a un museo. Por eso lo que tiene la performance es que va a la gente. Sinceramente, quizás esta pregunta un día me levanto pesimista y te respondo un “no” rotundo, pero bueno, las condiciones están…
- Por último, ¿Cómo te definirías en pocas palabras dentro de tu actividad?
Como alguien que busca… que busca incansablemente…
domingo, 13 de abril de 2008
Edición de la entrevista
Llegó la hora de realizar la edición de la entrevista a Garbiel Montero, la cual había transcripto totalmente en crudo previamente, lo cual, como ya mencioné en la entrada anterior, fue un trabajo arduo y tedioso.
Sinceramente, esta segunda etapa tampoco fue nada de mi agrado, ya que realmente había muchísimas cosas para corregir. El lenguaje utilizado por el entrevistado era extremadamente coloquial, por lo que tuve que reformular la gran mayoría de las respuestas para que quedaran bien en la presentación final. Asimismo, fue necesario estar muy atento a toda la puntuación y ortografía, cuestión para nada menor.
Realicé el proceso, y me encontré con la sorpresa de que prácticamente no tuve que eliminar preguntas (o mejor dicho, respuestas) para poder disminuir la extensión final, sino que simplemente con la reformulación de las mismas pude reducir dos carillas sin tipo de inconveniente.
Así se completó la edición, que incluyó cambios de formato, inclución de material extra, un título, un copete y una introducción, por lo que está lista para ser entregada. Toda una experiencia siguiendo este simulacro de pseudo-periodista.
Sinceramente, esta segunda etapa tampoco fue nada de mi agrado, ya que realmente había muchísimas cosas para corregir. El lenguaje utilizado por el entrevistado era extremadamente coloquial, por lo que tuve que reformular la gran mayoría de las respuestas para que quedaran bien en la presentación final. Asimismo, fue necesario estar muy atento a toda la puntuación y ortografía, cuestión para nada menor.
Realicé el proceso, y me encontré con la sorpresa de que prácticamente no tuve que eliminar preguntas (o mejor dicho, respuestas) para poder disminuir la extensión final, sino que simplemente con la reformulación de las mismas pude reducir dos carillas sin tipo de inconveniente.
Así se completó la edición, que incluyó cambios de formato, inclución de material extra, un título, un copete y una introducción, por lo que está lista para ser entregada. Toda una experiencia siguiendo este simulacro de pseudo-periodista.
jueves, 10 de abril de 2008
Seguimos con el bloque entrevista... aunque arrancamos con crónica
Ya grabada la entrevista y transcurridos varios días del suceso, comencé (y finalicé) el proceso de desgabado. Debo aclarar, en primera instancia, que lo encontré un proceso un tanto tedioso y fastiadiante, por su mecanicidad y su lentitud, y por las características técnicas de los elementos utilizados para el proceso; es decir, era un grabador a la vieja usanza, análogo, con el nunca bien ponderado casette. Justamente, por desconfiar de este elemento preferí añadirle otro a modo de "back up", para evitar cualquier inconveniente en la posterior desgrabación, que hiciera que no pudiera acceder a la charla realizada; prendí entonces la grabadora de sonido de mi celular, buscando esa alternativa. Por un momento pensé que me estaba obsesionando con que "algo saldría mal", o que simplemente estaba exagerando. Este pensamiento se disipó rápidamente cuando me senté en mi computadora a transcribir lo hablado, ya que en cierto punto de la grabación, un ruido importante interrumpe nuestras voces para darle lugar a un vacío silencio, donde el único conocimiento vertido, la única experiencia compartida, era simplemente el sonido de la cinta girando... Efectivamente la posibilidad de un inconveniente técnico se hizo realidad, y fue justamente en ese momento donde entré en desesperación por unos segundos, hasta que logré dilucidar que no era tan errónea mi primera idea, y que contaba aún, con una segunda oportunidad: mi teléfono celular...
La calma volvió... la entrevista se transcribió... mi experiencia como pseudo-periodista seguía a salvo...
Ahora sólo resta editarla (fue transcripta en "crudo") para darle el formato requerido para la entrega... entrega que, me intriga, todavía no comprendo bien en su totalidad de que va a constar, pero para ello tenemos un encuentro más como disipador de dudas.
Ahora, a editar (no censurar)
La calma volvió... la entrevista se transcribió... mi experiencia como pseudo-periodista seguía a salvo...
Ahora sólo resta editarla (fue transcripta en "crudo") para darle el formato requerido para la entrega... entrega que, me intriga, todavía no comprendo bien en su totalidad de que va a constar, pero para ello tenemos un encuentro más como disipador de dudas.
Ahora, a editar (no censurar)
martes, 1 de abril de 2008
Ya realicé mi entrevista... Fue con Gabriel Montero, un artista de la zona sur participante del proyecto SOS tierra, que convina arte y ecología... estuvimos hablando en una estación de servicio, de forma muy relajada, lo que dió sus frutos a la hora de obtener buenas respuestas... creo que ha salido muy buena... se lo voy a presentar al equipo, si bien hoy no pude ir por cuestiones laborales. Ahora arranca el trabajo de transcribirla.
Bien.
Vamos.
Paso a paso.
salu2
Bien.
Vamos.
Paso a paso.
salu2
domingo, 30 de marzo de 2008
Inicio del Blog
Es la primera entrada para este "diario de escritor" para la materia Seminario y Taller de escritura... definitivamente va a ser un desafío llenarlo o completarlo... o al menos hacerlo sin incurrir en cuestiones total y absolutamente banales, simplemente personales o delirantemente incoherentes, como se suelen leer en estos espacios normalmente...
Ahora... a escribir... a escribir?
salu2
Ahora... a escribir... a escribir?
salu2
Suscribirse a:
Entradas (Atom)