“¿Por qué no bailáis?”- Carver
Se nota en este pequeño, corto y conciso cuento de Carver una especie de “costumbrismo” por doquier en cada palabra. A cada línea es muy descriptivo y transmite eficazmente la imagen que quiere lograr, (tanto de los lugares como de los personajes), y de esta forma hacer que el lector se pueda sentir en ese cuarto penumbroso donde se da el encuentro entre los personajes principales. El alcohol aparece como el denominador común de escena tras escena, que finalmente no terminan llevando a nada que se pueda definir como un suceso o hito; es difícil definir en que punto podríamos situar el clímax del relato, ya que simplemente es una narración de pequeñas acciones marcadas por la cotidianeidad y, si se quiere, lo bizarro de ciertos personajes y situaciones
“De que hablamos cuando hablamos de amor”- Carver
Continuando con la esencia costumbrista del otro cuento, aquí es interesante el trabajo que se da torno a un concepto, a una idea, a un sentimiento en sí como lo es el amor. No es más que la descripción, en primera persona y con diálogos, de una simple “charla de café”, que deja entrever frases muy lúcidas, posibles posturas del autor, o simplemente reflexiones “en voz alta”. Sin embargo, deja la misma sensación que el otro cuento, simplemente como la de una “puesta en escena” pero sin desenlace alguno, dejando al lector, o al menos en mi caso, con un sin sabor de intrascendencia de lo leído, aunque bastante rico conceptualmente hablando.
“Una cosa más” - Carver
Otro cuento que comienza haciendo mención al alcohol o a la ebriedad de un personaje principal, dando la idea de la repetida esencia costumbrista que brota a cada letra. Básicamente es la imagen (bien y exhaustivamente descripta) de una pelea conyugal familiar (ya que va más allá de la marital) que probablemente se encuentre en muchas casas de familia en cualquier sitio. En cuanto a la estructura es casi un continuo diálogo interrumpido sólo por las pequeñas descripciones o introducciones en primera persona del narrador.
Sinceramente, luego de la lectura de los tres cuentos, siento no haber obtenido nada diferente, o nada enriquecedor más allá de un fastidio por no encontrar gran sentido a estas especies de “fotografías literarias de realidades particulares”, entre penumbras y personajes bizarros.
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