lunes, 16 de junio de 2008

Reflexión sobre el género cuento o sobre el discurso narrativo

"Redescubriendo al cuento"

En el contexto de los textos que pueden agruparse dentro del tipo narrativos, en este nuevo bloque que se abordó con la materia, es que siento que descubrí realmente qué es un cuento. Esto no va en desmedro ni de mi infancia ni de mis padres ni de mi educación, ya que ése es tal vez el concepto erróneo que tenía de cuento; lo que experimentamos cuando niños, o simplemente producciones ficcionales a las cuales uno puede ser aficionado. Sin embargo, al encontrarme con rarezas como las de Salinger, con la posibilidad de abordar temas desde un lugar impensado antes por mí, o la realeza y la crudeza de lo expresado por el mismísimo Rodolfo Walsh, es que entendí qué posibilidad da el cuento, por su esencia narrativa.
Es habitual en el lector intentar pensar o imaginarse la relación existente entre el autor y lo escrito, su producción, lo narrado, para saber si nace a partir de la praxis (es decir, de situaciones anteriormente vividas por ellos), una toma de postura, la transmisión de situaciones o sucesos anteriores, o simplemente la descripción de algo concreto que ha acontecido. En referencia a esto, Walter Benjamín se refiere bien en su texto “El narrador”, donde sostiene que “podemos ir más lejos y preguntamos si la relación del narrador con su,material, la vida humana, no es de por sí una relación artesanal. Si sutarea no consiste, precisamente, en elaborar las materias primas de laexperiencia, la propia y la ajena, de forma sólida, útil y única. Se trata deuna elaboración de la cual el proverbio ofrece una primera noción, en lamedida en que lo entendamos como ideograma de una narración. Podríadecirse que los proverbios son ruinas que están en el lugar de viejashistorias, y donde, como la hiedra en la muralla, una moraleja trepa sobreun gesto". De esa naturaleza de texto, de esa lógica discursiva de la narración es que surge el género cuento, y que hace posible que tenga un sinnúmero de facultades que lo hacen tan atractivo.
Si bien a partir de esto pude contemplar con mayor amplitud a este tipo de textos, ratifiqué que si hay algo distinto en el cuento respecto de otros géneros es lo ficcional del mismo; es decir, la capacidad de poder abstraerse de la realidad y desarrollar historias o cuestiones que otras producciones no nos dan la posibilidad. La idea de dar "pase libre a la imaginación" es tan estimulante como heterogéneo y complejo su resultado.
"Cada vez que comienza, uno olvida que el cuento, si su existencia está justificada, lleve en sí ya su forma perfecta y que sólo hay que esperar a que se vislumbre alguna vez en ese comienzo indeciso, su invisible pero tal vez inevitable final". Esto nos expresa Piglia en su “nueva tesis sobre el cuento”, y resume bastante el espíritu del mismo o más bien el estado del autor a la hora de encarar su escritura. Es como soltar algo y que se eche a andar por sí sólo, aunque sabemos que en algún momento, debe caerse; lo que nos atrapa, está en el cómo se cae, es decir, en ese final.
Esto es algo que Piglia da a entender en su texto “Nueva Tesis sobre el cuento”; si un cuento termina mal, probablemente, (como le pareció a la tía de Flannery O`connor) carezca de atracción. Es que "los finales son formas de hallarle sentido a la experiencia".
Sin embargo, los matices recorridos durante todo el transcurso de la producción, considero yo que son los verdaderos productos o reflejos de la capacidad de imaginación y de escritura de un autor. Es decir, lo que el final determina, es probablemente más el tipo de lector (por su reacción) que el tipo de autor, mientras que el desarrollo viceversa. Esto parte de la subjetividad de las interpretaciones que cada uno le dé, y principalmente, qué es lo que cada uno busca a la hora de leer un cuento. Lo que para el autor es el cierre perfecto o tal vez lógico para su historia, es algo para determinado lector no constituye más que una simple desilusión. Se podría decir que un alto porcentaje de los lectores serían entonces "resultadistas", por así decirlo. La excelencia está en el equilibrio entre ambas lecturas.
Lo que a mí me interesa, por ejemplo, es ir entendiendo todos los procesos que se dan en el desarrollo, porque "una historia se puede contar de manera distinta, pero siempre hay un doble movimiento, algo incomprensible que sucede y está oculto". Ese lado oculto, si lo buscamos, nos dará probablemente, la llave para entender el desenlace. Sino probablemente, nos quedaremos entreverados entre historias, que tanto atraen, porque tanto nos confunden...
Ese matiz distinto, ese “lado oculto” al cual Piglia refiere, no es algo aleatorio y casual en el desarrollo de una producción de este tipo. El cuento tiene entre sus herramientas o facultades la posibilidad de estar manejando dos historias a la vez, y de la misma forma además, poder hacer surgir a la segunda de ellas en el momento que el autor considere más propicio en pos de clarificar la historia, o justamente, colaborar con el desenlace, como lo que antes se hacía referencia. A esto se refiere claramente en su “tesis sobre el cuento”este autor que sostiene que “el cuento es un relato que encierra un relato secreto”, y que “trabajar con dos historias quiere decir trabajar con dos sistemas diferentes de causalidad. Los mismos acontecimientos entran simultáneamente en dos lógicas narrativas antagónicas”. Sin embargo, esas dos realidades, en principio opuestas, entran en un juego donde se van conjugando el avance en la trama principal, y a la vez un lento y paulatino reflote de una esencia que de modo subyugante se va develando para salir a la superficie del relato, y sumar así para el desenlace final, el cual va a estar dado por una suma de estas dos situaciones; una dada en primera instancia, y otra que el autor maneja según su criterio para el desarrollo de la narración. Como bien expresa Piglia, “El efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en la superficie”.
Esta es justamente otra de las “ventajas comparativas” que puede tener el cuento respecto de otros tipos de textos, ya que en definitiva el hecho de ocultar circunstancialmente información al lector, (siendo bien usado), es un recurso que en este caso enriquece a las características generales del mismo, y no es visto como una herramienta o alternativa “fácil” como si podría ser considerado en otro tipo de producción literaria.
La clave para poder disfrutar de la lectura de este género es el “escape”, el meterse en una historia, el lograr pensar en nada, y de esa forma, pensar en todo. Al menos, eso siempre espero al leer una historia bien narrada, y propuesta con un sentido, con una intención, por más que sea mínimamente, transmitir una realidad tan pequeña, como su extensión lo sea.

1 comentario:

Celia Güichal dijo...

He pasado por aquí, veo que has desarrollado interesantes reflexiones en torno al género,
saludos,
Celia